Resena Futuro Comun
Reseña del libro: Nuestro Futuro Común
Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD). (1987).
Nuestro Futuro Común. Nueva York: Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
El desarrollo es un fin global, los errores y aciertos del modelo escogido a través de
la historia son y serán aun evidentes. Para el progreso humano existen varias
alternativas y una de ellas, urgente y por primera vez planteada como tal hace más
de dos décadas, es el desarrollo sostenible, del que se recordará la amplitud de la
visión que se contempló al definir tal alternativa de desarrollo que considera la
sobrevivencia y evolución de todo tipo de vida, no solo humana, y el
restablecimiento del vínculo con el medio natural del que el ser humano depende.
Este concepto nace de una coyuntura mundial, accidentes sociales y ecológicos que
han significado un hito al momento de replantear la organización de muchas
sociedades. Son errores que incentivaron a la Comisión Mundial de Medio
Ambiente y Desarrollo a realizar una guía o agenda global para “proponer
estrategias ambientales, soluciones multilaterales y la aplicación de un nuevo
sistema económico internacional de cooperación”.
En abril de 1987 se publica el informe Nuestro Futuro Común, o Informe Brundtland por la ex primera ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland quién
presidió la Comisión, estableciendo una meta sostenible y compatible con la
ambición de igualdad económica en el mundo. Dentro de toda coincidencia entre
el ser humano y su medio ambiente, plantea estrategias para las actividades
humanas que están relacionadas a las afectaciones a nivel económico, social,
educativo, alimenticio, ecológico y energético.
Al conceptualizar dicha idea de sostenibilidad con el afán de comenzar una nueva
etapa en la historia, el Informe trata al protagonista de la historia, la población y
recursos humanos, estableciendo como problema principal la existencia de la
pobreza y la corta visión social al buscar su prosperidad. El primero, al igual que
el crecimiento económico y el crecimiento poblacional, está vinculado directamente
al estrés impuesto sobre el equilibrio ambiental y la disminución inmediata de la
calidad de vida futura; mientras el segundo, tomando por sentado la seguridad de
supervivencia como especie, ha llevado el requerimiento de recursos naturales a
una escala y complejidad amenazante para la “integridad básica” (pp. 29) del
sistema del que depende.
Se demuestra cómo los problemas poblacionales son de incumbencia global porque
al ser las relaciones económicas de ámbito internacional, todos los bienes locales
llevan en sus transacciones todo tipo de impacto generado en su tiempo de vida
monetario, lo que está ligado a los patrones de consumo y producción propios de
la población de cada país. El ejemplo más claro de esta referencia se encuentra en
las relaciones comerciales entre América Latina o África y los países
industrializados, situación además evidente con la crisis de los 80, que impulsó el
enfoque de esta agenda en la intención de una mejor economía global a favor del
crecimiento en los países en “vías de desarrollo”.
El desenvolvimiento de la economía, de todas las ...
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