Resentimientos
"A quienes los dioses destruirán, primero los harán enojar".
Al analizar los diferentes principios de A.A. hemos llegado a uno que se ha
prestado siempre a mayor discusión, y que esta en el fondo de todas las dificultades.
Este principio es: El peligro del resentimiento o autocompasión.
En el alcohólico, la frustración engendra la autocompasión, la autocompasión engendra el beber, el beber engendra la frustración, la frustración
engendra el resentimiento, el resentimiento engendro la compasión, etc., etc., en un
círculo sin fin hasta enfrentarse en tres caminos: el de la sobriedad, el de la locura o el
de la muerte. Fue entonces cuando escogimos el de la sobriedad en A.A., y fue aquí
donde aprendimos el principio de que: "Si el alcohólico repetía cualquier parte del
circulo, este volverla a repetirse por si mismo".
Nosotros aprendimos a través del círculo citado que, para el alcohólico, el
resentimiento y la autocompasión siempre habrían de ser hermanos gemelos. Que no
importaba cuanto tiempo se hubiera estado sobrio, pues si se le permitía el lujo de entrar al resentimiento o a la autocompasión, con frecuencia o por largos periodos de
tiempo. Automáticamente despertarla la compulsión por beber, o sea que el alcohólico
no puede tolerar el resentimiento.
(Es la opinión del autor que la autocompasión no es otra cosa que el
resentimiento volteado al revés. La autocompasión es el tipo cobarde de resentimiento; y cuando la persona se encuentra frustrada, al resentirse, se enconcha y
se llena de autocompasión. De tal manera que de aquí en adelante usaremos
solamente el término de resentimiento, incluyendo en el la autocompasión).
Si se tolera el resentimiento, volverá nuevamente el viejo patrón: el
pensamiento alcohólico y de ahí, a beber. Esto lleva al círculo mencionado. Una copa
lleva al resentimiento, etc., etc. Ignoramos por que sucede esto, pero sabemos por
nuestra larga experiencia que así es.
Es un hecho en la experiencia de la raza humana, aunque poco se ha escrito
sobre esto, que en el fondo de la mayoría de los problemas de la vida ‐incluyendo la espiritual‐, esta el resentimiento. Es tan importante esta verdad que, quien controle el
"resentimiento" (y en este término incluimos cualquiera de sus miles de grados, desde
el caer mal hasta el positivo y maléfico odio) controlara la vida actual y futura.
El 98 % de los problemas de la vida germinan, en alguna forma directa o
indirecta, del resentimiento. Y es sin excepción el preludio a la botella.
Ahora bien, si esto es cierto, tratemos de contestar tres preguntas
pertinentes:
¿Que es el resentimiento?
¿De dónde proviene?
¿Qué vamos a hacer acerca de el?
La contestación a estas tres preguntas esta en el análisis del término mismo:
resentimiento se deriva del latín re y sentiré. "Sentiré" quiere decir sentir, y el "re" nuevamente, o sea que el resentimiento nace de volver a sentir una lesión al orgullo o
una lesión al propio ego. Por lo tanto, cuando hay algo que lesiona nuestro orgullo, nos
enojamos, irritamos o molestamos, pero aun no estamos resentidos. Esta lesión seria
leve de no ser porque con el resentimiento volvemos a sentirla; la nutrimos, la
removemos, o sea que la cultivamos. Estamos lastimados e infectamos la herida
porque volvemos a rascarla, volvemos a sentirla, y una vez infectada, un antibiótico
positivo podrá curarla y eliminarla. El único en el área del odio, hacia el que todo
resentimiento se dirige, es el amor. De este pequeño análisis resultan tres verdades
importantes y aparentes:
‐ 1. Nosotros obtendremos resentimientos del orgullo. Tendremos siempre esta ...
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