resumen camanchaca

Carta: la muerte
El pasajero de la camanchaca

El viernes temprano, el señor Nómez tomaba un té en uno de los cafés de la pequeña ciudad, que se abrigaba de la humedad de la camanchaca, unaneblina que a veces llegaba a esas soledades para enfriarlo todo. Había arribado en el tren de las seis de la mañana y tomaba su desayuno revisando diligentemente, cual abogado, los documentos de suportafolio. Era un tipo inescrutable y su mirada fría y serena intimidaba a los parroquianos; los perros se amilanaban ante él, aunque los bebés reían gustosos, como si saludaran a un amigo. Nadie conocía aqué se dedicaba el sujeto ni nadie tenía muchos ánimos para preguntarle, sólo sabían que iba a la oficina del registro civil a pedir unos expedientes y que de cuando en cuando daba unos paseos.
Sinembargo, en esa oportunidad, la molestia de algunos habitantes se hizo notar: llevaban semanas comentando que cada vez que el señor Nómez llegaba a María Elena, alguien moría. Sin duda, la vestimentanegra y sobrero a tono del sujeto, junto a su silencio, contribuían a que las mentes continuaran fabulando. Por añadidura, las visitas del señor Nómez coincidían curiosamente con la inusual llegadade la camanchaca, aquella neblina húmeda y gélida que nada tenía que hacer en esa ciudad del desierto. Por lo tanto, la idea de las ominosas facultades del sujeto fue tomando fuerza, hasta que ocurrióque algunos comensales, enrabiados y entristecidos por el fallecimiento inexplicable y trágico de una familia, increparon al hombre, diciéndole que era un pájaro de mal agüero o tal vez un criminal,que nunca había explicado a qué se dedicaba y que nada tenía que venir a hacer al pueblo. El delgado señor ordenó sus papeles, se puso de pie y miró imponentemente:
―No es mi función compartir conustedes. Somos materia distinta. Estoy lejos de ustedes y por encima de todos. Pues bien, nos vamos.
En un comienzo, su ida produjo bastante alegría. Que no se dijera que los de María Elena eran unos...