Resumen de la fides et ratio
INTESIS SOBRE LA CARTA ENCICLICA FIDES ET RATIO
DEL PAPA SAN JUAN PABLO II
INTRODUCCION.
La decimotercera encíclica de Juan Pablo II lleva el título latino Fides et Ratio, Fe y Razón (FR).
Fides et Ratio es un documento denso, preciso y bien estructurado, redactado en un estilo asequible -no es menester ser doctor en filosofía o teólogo para leerlo- y que invita al diálogo y a unareflexión profunda.
Nuestro plan es bien modesto. Se trata de exponer algunas de las ideas centrales del documento, pero que, por supuesto, ni agotan el tema (de hecho cada uno de los 128 puntos de los que consta la encíclica merecería una detenido comentario) ni eximen de su lectura.
Pues bien, el cardenal Ratzinger ahora Papa Emérito, en la presentación de la encíclica apuntó que “lasituación actual se caracteriza en su raíz por dos factores: la separación, llevada al extremo, entre fe y razón; y la eliminación del problema de la verdad -absoluta e incondicional- del ámbito de la investigación propia de la cultura y del conocimiento del hombre...”. Esas son, a nuestro juicio, las dos ideas centrales que quisiéramos comentar: el problema de la verdad y las relaciones entre la fe y larazón.
I. Revelación de la Sabiduría de Dios
En este primer capítulo se presenta la Revelación como conocimiento que Dios descubre al hombre, “homo capax dei” que decía Santo Tomás. En este sentido, es interesante lo que nos dicen los dos últimos concilios de la Iglesia:
Vaticano I: Sostiene con fuerza que, además del conocimiento propio de la razón humana, capaz por su naturaleza de llegarhasta el Creador, existe un conocimiento que es peculiar de la fe. Este conocimiento expresa una verdad que
se basa en el hecho mismo de que Dios se revela, y es una verdad muy cierta porque Dios ni engaña ni quiere engañar.(6)
Vaticano II: El Concilio Vaticano I enseña, pues, que la verdad alcanzada a través de la reflexión filosófica y la verdad que proviene de la Revelación no se confunden, niuna hace superflua la otra: « Hay un doble orden de conocimiento, distinto no sólo por su principio, sino también por su objeto; por su principio, primeramente, porque en uno conocemos por razón natural, y en otro por fe divina; por su objeto también porque aparte aquellas cosas que la razón natural puede alcanzar, se nos proponen para creer misterios escondidos en Dios de los que, de no habersido divinamente revelados, no se pudiera tener noticia »
II Credo ut intelligam
En este capítulo se nos habla, basándose en la Sagrada Escritura, de la unidad indisoluble existente entre el conocimiento que procede de la razón y el que procede de la fe. Una expresión del libro de los Proverbios es significativa a este respecto: « El corazón del hombre medita su camino, pero es el Señor quienasegura sus pasos » (16, 9). Es decir, el hombre con la luz de la razón sabe reconocer su camino, pero lo puede recorrer de forma libre, sin obstáculos y hasta el final, si con ánimo sincero fija su búsqueda en el horizonte de la fe.
En definitiva, el hombre con la razón alcanza la verdad, porque iluminado por la fe descubre el sentido profundo de cada cosa y, en particular, de la propiaexistencia. Por tanto, con razón, el autor sagrado fundamenta el verdadero conocimiento precisamente en el temor de Dios: « El temor del Señor es el principio de la sabiduría » (Pr 1, 7; cf. Si 1, 14).
III Intellego ut credam
« Todos los hombres desean saber » (23) y la verdad es el objeto propio de este deseo. La verdad se presenta inicialmente al hombre como un interrogante: ¿tiene sentido la vida?¿hacia dónde se dirige? ¿tiene sentido mi muerte? Nadie, ni el filósofo ni el hombre corriente, puede substraerse a estas preguntas. De la respuesta que se dé a las mismas depende una etapa decisiva de la investigación: si es posible o no alcanzar una verdad universal y absoluta. De por sí, toda verdad, incluso parcial, si es realmente verdad, se presenta como universal. Lo que es verdad, debe...
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