Resumen de maria por capitulos 03 10 2010

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h1Resumen de maria por capitulos/h1
h4por laumastarde buenastareas.com/h4
I. CAPITULO br /
Era yo un chiquillo cuando mis padres me internaron en el colegio ldquoxrdquo, de bogota. Apenas logre dormir la noche viacutespera del viaje me asaltabaun presentimiento de los muchos pesares que habiacutea de sufrir despueacutes, y mi espiacuteritu se inundaba de recuerdos felices de las pasadas horas. A la mantildeana siguiente, los besos de mis padres y de mis hermanos, al decirme adioacutes, veniacutean a enjuagar las muchas lagrimas vertidas en elamargor de nuestra separacioacuten. Maria, paciente y humilde, aguardaba su trno con las manos unidas en silenciosa plegaria, hasta que, babuciendo palabras de despedida, junto su mejilla a la mia.Momentos despueacutes, cuando mi padre y yo subiamso a la colina de la vereda, torne la vista hacia la casa buscando la imagen de aquellos seres tan queridos alliacute estaba maria, bajo la enredaderas que marcaban el ventanal de nuestra salita desde alliacute agito su pantildeuelo y, en aquel adioacutes, medijo muchas cosas, iexclmuchas, que en mi alma dejaron la impronta indeleble de nuestra futura historiahellipbr /
II. CAPITULO br /
Seis antildeos mas tarde, en un esplendoroso agosto, regresaba con el corazoacuten enchido de goso y de amor a la tierra que me vio nacer. Elcielo ofresia tintes de su azul incomparable, mientras en las altiacutesimas crestas iban derramando nubecillas de oro, y al sur flotaban aun lasnieblas que durante la noche habiacutean embozado sus perfiles. Mis ojos contemplaban con avidez aquellos rincones medio ocultos al viajero por las copas de antildeososguaduales y bambuacutees, florecidos pisamos e higuerones frondosos. Cruzaba planicies alfombradas de verdes gramales, y el perfume de la naturaleza traia a mis evocaciones el de los pomposos vestidos dehelliprdquoellardquo, cuyo nombre crei escuchar hasta en el canto de las aves. Estaba mudo ante tanta belleza, por que el cielo, los horizontes, las pampas y las cumbres del cauca hacen enmudecer aquien los contempla. Antes de ponerse el sol, ya habiacutea yo alcanzado la niacutevea silueta del hogar. Y, a poco, ls herraduras de mi caballo chispeaban sobre el empedrado del patio. Cuando mi madre me estrecho en sus brazos, una sombra parecioacute segarme el entendimiento eral el gose supremo, que conmoviacutea a mi naturaleza virgen. Apenas podiacutea reconocer, en las mujeres que con mi madresalieron, a las hermanas que deje de nintildeas. Tambieacuten estaba maria, contemplaacutendome absorta con sus ojos orlados de generosas pestantildeas, humedecidas al sonreir a mi primera expresioacuten afectuosa, y encendido el rostro cuando mi brazo, rodando de sus hombros, le acaricio el talle impensadamente.br /...