Resumen de patch adams
Mateo Romanóv
Las aguas diáfanas del lago Titicaca embebían a Jacinto Vaca en un estado de sosiego que lo dejaban horas inmóvil sentado junto a la proa de la milenaria balsade totora que su amigo peruano, Alberto Chumpitás, había construido con la misma técnica que utilizaban sus ancestros preincaicos tres milenios atrás. El timonel peruano miraba con impotenciadesgarradora a su compañero boliviano que caía en un profundo atolondramiento por los delirios de marinero que desde niño lo asaltaban. Sabía que su oficio de mensajero en La Paz, que abandonaba de mayo aoctubre para aprovechar la buena temporada del lago, no le dejaba suficiente dinero para su proyecto de viajar a la costa caribe colombiana, de la cual se había enamorado con los relatos que bellamentedescribía un bonachón comerciante antioqueño en sus periplos por la encantadora costa atlántica. . La exhortación del peruano fue terminante, al día siguiente Jacinto se dirigía rumbo a la ciudad deArequipa para viajar por el ducto panamericano al territorio cafetero, no le importaba los impasses de un viaje tan largo, era terminar navegando en el litoral marítimo colombiano o morir en plenoviaje, pero no quería pasar el resto de su vida dándose golpes de pecho por una actitud mezquina.
Un mes después arribaba en la ínclita ciudad colonial de Cartagena de Indias con un aspecto deplorable:había perdido casi ocho kilogramos por la falta de alimento y las elevadas fiebres que granjeó tras padecer la variedad climática del trayecto panamericano. Todo lo anterior se sumaba a su ya tristefigura: enjuto, agazapado, pelo hirsuto, pestañas de ternero y tres hebras de pelo en el mentón. Providencialmente un costeño alto, de piel bronceada y ojos claros le prendió del brazo y le dijo: >.Después de consumir con vehemencia las viandas en que por primera vez saboreaba la enjundia costeña, preguntó agradecido al mecías del litoral: - ¿Sabe usted dónde puedo conseguir empleo en una...
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