Resumen Descartes meditaciones 5ª y 6ª.

Meditación quinta: Sobre la esencia de las cosas materiales. Y nuevamente sobre Dios y que existe.
Una vez he descubierto QUÉ SE HA DE HACER Y QUÉ SE HA DE EVITAR para conseguir la verdad.
¿Puede ser conocido algo cierto sobre las cosas materiales?
Antes de averiguar si existen, debo considerar sus ideas en tanto que existen en mi pensamiento. Cuáles son definidas y cuáles confusas.
Meimagino DEFINIDAMENTE: La cantidad. Distingo varias partes en ella y asigno a éstas cualesquiera magnitudes, figuras, situaciones y movimientos locales y duraciones cualesquiera a esos movimientos. También percibo un sinfín de particularidades sobre la figura, el número, el movimiento…Cuya verdad es tan clara y evidente a mi naturaleza, que me parece no aprender nada nuevo, al descubrirlas por vezprimera, sino recordar algo ya sabido.
Ahora debo tratar con especialidad el hecho de que encuentro en mí innumerables ideas de ciertas cosas que, aunque tal vez no existan fuera de mí, no se puede decir por ello que no sean nada. Aunque las piense a mi arbitrio, no las invento yo, sino que tienen una naturaleza verdadera e inmutable.
Ejemplo: Cuando me imagino un triángulo. Aunque no exista fuerade mi pensamiento, posee una naturaleza o forma inmutable y eterna, que ni ha sido creada por mí, ni depende de mi mente; como se evidencia del hecho de que se puedan demostrar varias propiedades de él, que he de reconocer, quiera o no, aunque no haya caído en ellas cuando imagine el triángulo y, por consiguiente, no las haya inventado yo.
No es una objeción decir que la idea del triángulo procedede las cosas externas mediante los sentidos, por haber visto yo cosas con forma triangular, ya que puedo imaginar innumerables figuras en las que no cabe la sospecha de que me hayan venido por los sentidos y demostrar sin embargo sus varias propiedades del mismo modo que en el triángulo: todas las cuales son ciertas, dado que las conozco claramente. Y como ya he demostrado que lo que conozcodefinidamente es verdadero y que algo verdadero es, obviamente, algo, estas cosas han de existir, han de ser algo. Y, aun cuando no lo hubiese demostrado, es tal la naturaleza de mi mente, que no hubiera podido no darles fe, al menos cuando las percibo claramente. Y recuerdo que antes de este trabajo, cuando aun me adhería a los objetos de los sentidos, he considerado como certísimas las verdades deeste tipo, es decir, las que conocía de un modo evidente.
Si sólo por el hecho de poder extraer de mi pensamiento cualquier cosa se sigue que todo lo demás que percibo claramente referente a ella se refiere a ella en realidad ¿no se puede obtener de aquí un argumento para probar la existencia de Dios?
Ciertamente no encuentro menos en mí su idea (la de un ente perfecto) que la idea de cualquierfigura o número, y me doy cuenta, clara y definidamente, que lo que atañe a su naturaleza es que siempre exista, con la misma fuerza que lo que demuestro de una figura atañe a su naturaleza, por lo que, aunque todo lo anterior que medité fuese falso, en el mismo grado de certeza debería estar en mí la existencia de Dios que lo que estuvieron hasta ahora las verdades matemáticas.
Estandoacostumbrado a separar en las demás cosas la existencia de la esencia, me doy cuenta de que aquélla se puede separar de la esencia de Dios, y que por tanto se puede pensar en su no-existencia con facilidad. Sin embargo, si se piensa un poco más, aparece manifiestamente que la existencia de Dios no menos puede separarse de su esencia, que de la idea de monte la idea de valle, de modo que no menos repugnapensar en Dios (ente sumamente perfecto), a quien falte la existencia (que es una perfección), que en un monte a quien falte el valle.
Con todo, del hecho de que no pueda pensar a Dios privado de existencia, no se sigue que Dios exista. Mi pensamiento no impone ninguna necesidad a las cosas. (Puedo imaginar un caballo alado).
Sin embargo: Del hecho de no poder pensar un monte sin un valle no se...