RESUMEN INTERMITENCIAS DE LA MUERTE
En “Las intermitencias de la muerte“, leeremos algo insólito, unpaís entero se queda sin muerte, algo nunca visto desde elprincipio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal y la gente deja de morir.
“Al día siguiente no murió nadie. El hecho, por absolutamente contrario a las normas de la vida, causó en losespíritus una perturbación enorme, efecto a todas luces justificado… ni siquiera un caso para muestra, de que alguna vez haya ocurrido un fenómeno semejante, que pasara un día completo, con todas sus pródigas veinticuatro horas, contadas entre diurnas y nocturnas, matutinas y vespertinas”.
Así comienza la historia, cuando de repente un 1º de enero, simplemente nadie muere. Con el correr de los días, yelconstante vacío de los obituarios en los periódicos, ya noquedan dudas. No era una simple casualidad o buena fortuna del pueblo del país del cual Saramago no dice su nombre.
“Se realizaron llamadas a los hospitales, a la cruz roja, a la morgue, a las funerarias…y las respuestas llegaban siempre con las mismas lacónicas palabras, No hay muertos, de acuerdo con la lógica matemática de lascolisiones, deberían estar muertos, pero que, pese a la gravedad de lasheridas y de los traumatismos sufridos, se mantenían vivos…alegríacolectiva que se extendía de norte a sur y de este a oeste, refrescándolas mentes temerosas y arrastrando lejos de la vista la larga sombra detánatos, se fueron uniendo al mare mágnum de ciudadanos queaprovechaban todas las ocasiones para salir a la calle y proclamar, ygritar, que, ahora sí, la vida es bella.”
La euforia colectiva se desata, pero muy pronto dará paso a la desesperación y al caos. Si bien es cierto que las personas ya no mueren, eso no significa que el tiempo haya parado. El destino de los humanos será una vejez eterna.
“Importantes sectores profesionales, seriamente preocupados con lasituación, ya comenzaron a transmitir la expresión de sudescontento…las primera y formales reclamaciones llegaron de las empresas delnegocio funerario”
En un principio, todo es felicidad en el territorio afectado por la extraña circunstancia. Luego, veremos la decadencia y el caos porque claro, por ejemplo, los hospitales y hogares de la tercera edad se saturarán a más no poder. Las funerarias se quedarán sin trabajo, y ¿quién contratará un seguro de vidasabiendo que es imposible morir?, la industria sea a la ruina. Y las familias de los vivos (es importante aclarar que pese a no estar muertos, los que deberían estarlo no gozande un buena salud), deben soportar a sus parientes, quienesmilagrosamente aún respiran el mismo aire que ellos, serándetestados por haberse convertido en estorbos.Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque noloquiera, se corromperán las conciencias en los acuerdos decaballeros explícitos o tácitos entre el poder político, lasmaphias y las familias. Lo que en principio parece una magnífica noticia, pronto se verá que es todo lo contrario: el gobierno no sabe cómo responder ante esa insólita situación, el sistema de pensiones se tambalea, los hospitales y las residencias de ancianos no dan abasto y lasfunerarias no tienen a quien enterrar. La iglesia anda también consternada porque sin muerte no hay resurrección y sin resurrección no hay iglesia. La ausencia de la muerte es el caos, es lo peor que le puede ocurrir a la especiehumana, a una sociedad, asegura Saramago en su obra, no esconde duras críticas al comportamiento de los gobiernos, la iglesia, los medios de comunicación y otros estamentosde lasociedad.Arrancando una vez más de una proposición contraria a laevidencia de los hechos corrientes, inteligente y perspicaz nosdevela las terribles desventajas que una no muerte podríagenerar contra todo pronóstico.Esta inexplicable desaparición de la muerte genera los actosmás desesperados y más bajos en la población que comienza a preguntarse qué habrá hecho para merecer esto. Sin...
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