Resumen Libro 8 De La Repubvlica
Sócrates, le aclara a, Glaucón, las cosas que han admitido para que la ciudad esté bienorganizada, en las deben ser comunes las mujeres, los hijos, la educación, las ocupaciones de losgobernantes.
Para llegar a su perfección es más evidente si la compara con especies de gobiernodegenerativas o inferiores. Genéricamente se reducen a cuatro: la timocracia, la oligarquía, lademocracia yla tiranía.
Sócrates, desde el Estado ideal o aristocracia, muestra cómo, por sucesivas corrupciones, sedesciende a la tiranía. Todo esto con miras a resolver la cuestión que se ha planteado previamente:la relativa felicidad del hombre justo o del injusto. El entendimiento, explica, no alcanza acomprender las causas de la degeneración, si desconoce aquella enseñanza de las musas de que todoloque tiene un principio está sometido también a un fin. En el Estado perfecto, por descuido o porimposibilidad de control de los guardianes, pueden surgir personas ineptas para el gobierno. Sillegan a gobernar, vigilarán menos la pureza del Estado.
En su fuero íntimo anidará un anhelo de riquezas y de lujo que hasta entonces sólo se
reprimió por miedo a la ley y no por una verdadera vocaciónfilosófica.
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La timocracia, entonces, engendra la oligarquía. Es una forma de gobierno en la cual losricos mandan, desplazando a los pobres. Hay una oposición fatal entre la virtud y las riquezas;cuanto más se estiman las riquezas, menos se aprecia la virtud. El afán de riqueza suscita laviolencia, y unos pocos, en perjuicio de la mayoría, se convierten en dueños del Estado. Paraasegurar susprivilegios se valen de las armas, y los ciudadanos desposeídos viven expuestos a sucapricho. Si la oligarquía conserva cierta respetabilidad aparente y no abusa en exceso de susituación, es por miedo a peores consecuencias.
El abuso de las riquezas provoca la democracia. Ansiosos de aumentar sus ganancias, losoligarcas ignoran la existencia de hombres valientes que se hallan sumidos en unadesesperadapobreza. No existe ley alguna que prohíba la indebida adquisición de riquezas. Los que están alfrente del Estado se entregan a los placeres hasta que los pobres, que llegan a observarlos de cerca,comprenden que si no se apoderan del gobierno es porque no quieren.
Esto basta para que estalle la revolución. Triunfante el pueblo, se establece la democracia,
luego de eliminar algunos ricos y obligar alos restantes a vivir en pie de igualdad.
Sócrates, expresa:
"Ahora bien, ¿cómo se administran estas gentes? ¿Qué sistema de gobierno constituyen?
Porque es evidente que al hombre que se parece a él podremos llamarlo democrático."
Plantea que como el hombre es libre, en la democracia, cada uno hace lo que le place y poreso, exhibe una infinita variedad de tipos de hombres y mujeres. No seexige cultura ninguna niespecial preparación para llegar a ser gobernante; además expresa que, basta con que se afirme seramigo del pueblo.
El demócrata típico, con todo, es aquel que, una vez vencidos los fuertes impulsos de sujuventud, busca establecer una total igualdad entre las diversas inclinaciones –buenas y malas- de sualma.
Acuerdan, Sócrates y Glaucón:
"Ahora nos queda por tratar la máshermosa forma de gobierno y el hombre más hermoso, o
sea la tiranía y el tirano."
El exceso de libertad engendra la tiranía. Intoxicada por el abuso, la democracia denigra alos que quieren que se observen la ley y el orden. Desaparece toda disciplina y subordinación, hastael extremo de que no hay respeto por ninguna ley, ya sea escrita o impuesta por la tradición. Enmedio de esa anarquía los másenérgicos y laboriosos se presentan ante el pueblo, como losdefensores de sus derechos. De ese medio surge el conductor o jefe. Amenazado por los quedisfrutan del gobierno, corre el peligro de ser asesinado, en caso de no convertirse en un lobodispuesto a defenderse en cualquier forma. El pueblo, halagado por sus promesas, le presta suadhesión y lo protege Se impone, entonces, sobre sus...
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