Resumen
en 1971. Se formó en el Trinity College
y en la Universidad de East Anglia,
en Norwich. Autor de otras cuatro novelas
—The Thief of Time, The Congress of
Rough Riders, Crippen y Next of Kin—, El
niño con el pijama de rayas no sólo supuso
la consecución de un éxito unánime en
todos los países donde se ha publicado
(se traducirá a veintidós idiomas),sino
que además en Irlanda se mantuvo en el
número 1 de la lista de libros más vendidos
durante 35 semanas. Ha sido finalista
de los premios Borders Original Voices
y Ottakar's Children's Book Prize, y nominada
al «Index on Censorship» Award,
al Premio Ungari Unicef y a la Carnegie
Medal. Miramax/Disney prepara un
largometraje con la dirección de Mark
Herman.
John Boyne
EL NIÑO CONEL
PIJAMA DE RAYAS
El descubrimiento de Bruno
Una tarde, Bruno llegó de la escuela y se llevó una
sorpresa al ver que Maríaa, la criada de la familia —que
siempre andaba cabizbaja y no solía levantar la vista
de la alfombra—, estaba en su dormitorio sacando
todas sus cosas del armario y metiéndolas en cuatro
grandes cajas de madera; incluso las pertenencias que
él había escondido en elfondo del mueble, que eran
suyas y de nadie más.
—¿Qué haces? —le preguntó con toda la educación
de que fue capaz, pues, aunque no le hizo ninguna
gracia encontrarla revolviendo sus cosas, su madre
siempre le recordaba que tenía que tratarla con respeto
y no limitarse a imitar el modo en que Padre se
dirigía a la criada—. No toques eso.
Maria sacudió la cabeza y señaló la escalera, detrásde Bruno, donde acababa de aparecer la madre
del niño. Era una mujer alta y de largo cabello pelirrojo,
recogido en la nuca con una especie de redecilla.
Se retorcía las manos, nerviosa, como si hubiera
algo que le habría gustado no tener que decir o algo
que le habría gustado no tener que creer.
—Madre —dijo Bruno—, ¿qué pasa? ¿Por qué
Maria está revolviendo mis cosas?
—Está haciendolas maletas.
—¿Haciendo las maletas? —repitió él, y repasó
a toda prisa los días anteriores, considerando si
se había portado especialmente mal o si había pronunciado
aquellas palabras que tenía prohibido
pronunciar, y si por eso lo castigarían mandándolo a
algún sitio. Pero no encontró nada. Es más, en los últimos
días se había portado de forma perfectamente
correcta y no recordaba habercausado ningún problema—.
¿Por qué? —preguntó entonces—. ¿Qué he
hecho?
Pero Madre ya había subido a su dormitorio,
donde Lars, el mayordomo, estaba recogiendo sus
cosas. La mujer echó un vistazo, suspiró y alzó las
manos con gesto de frustración antes de volver hacia
la escalera. En ese momento Bruno subía, porque no
pensaba olvidar el asunto sin haber recibido una explicación.
—Madre—insistió—, ¿qué pasa? ¿Vamos a mudarnos?
—Ven conmigo —dijo ella, señalando el gran comedor,
donde la semana anterior había cenado el Furias—.
Hablaremos abajo.
Bruno se volvió y bajó la escalera a toda prisa,
adelantando a su madre, de modo que ya la esperaba
10
en el comedor cuando ella llegó. La observó un momento
en silencio y pensó que aquella mañana se había
aplicado mal elmaquillaje, porque tenía los bordes
de los párpados más rojos de lo habitual, igual que se
le ponían a él cuando se portaba mal, se metía en un
aprieto y acababa llorando.
—Mira, hijo, no tienes que preocuparte —dijo
ella, acomodándose en la silla donde se había sentado
la acompañante del Furias, una rubia hermosísima, y
desde donde ésta se había despedido de Bruno con la
mano cuando Padre cerrólas puertas—. Ya verás, de
hecho vas a vivir una gran aventura.
—¿Qué aventura? ¿Vais a mandarme a algún sitio?
—No, no te vas sólo tú —repuso ella, y por un instante
pareció que quería sonreír—. Nos vamos todos.
Tú, Gretel, tu padre y yo. Los cuatro.
Bruno arrugó la nariz. No le importaba demasiado
que enviaran a Gretel a algún sitio, porque ella era
tonta de remate y no hacía más que...
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