Resumen
Consecuentemente, la actitud del, artista americano respecto a estos objetos es absolutamente distinta, puede amarlos y odiarlos al mismo tiempo. Quien hayaparticipado o asistido en Estados Unidos a alguna reunión de estudiantes, de contestatarios de extrema izquierda, de militantes negros, de grupos yippies, habrá comprobado que mientras se distribuyenoctavillas contra el capitalismo y el imperialismo americano, se destapan botellas de Coca-Cola. que los jóvenes celebran mitines políticos al son del último rock de moda y asisten a las reunionespolíticas con camisas con la imagen de Mickey Mouse. Basta leer un libro como Do ¡t de Jerry Rubin, uno de los teóricos del movimiento yippy, para leer como entre sus amores figuran tanto Karl Marxcomo los hermanos Marx. En Europa, a un estudiante de izquierdas le parecería una contradicción instalar en la sede del propio partido una máquina automática de Coca-Cola, pero en Estados Unidos estose asume como una contradicción. Creo incluso que un joven americano típico imagina una sociedad socialista como una sociedad en la que todos podrán tener discos de rock, botellas de Coca-Cola y...
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