Retrato Colonizado Prologo De Jean Paul
Retrato del colonizado
Retrato del colonizado
Memmi, Albert. “Retrato del colonizado”, En Retrato del colonizado, Prólogo de Jean-Paul Sastre, Argentina, ediciones De la Flor, 1969, pp. 91-124
1.- RETRATO MÍTICO DEL COLONIZADO Nacimiento del mito
Exactamente del mismo modo en que la burguesía propone una imagen del proletario, la existencia del colonizador reclama e imponeuna imagen del colonizado. Sin esas coartadas las conductas del colonizador y del burgués, sus propias existencias, parecerían escandalosas. Pero alentamos la mistificación precisamente porque les sienta demasiado. Sea, en este retrato-acusación, el rasgo de la pereza. Parece recoger la unanimidad de los conquistadores, desde Liberia hasta Laos, pasando por el Maghreb. Es sencillo ver hasta quépunto esta caracterización es cómoda. Ocupa un lugar importante en el juego dialéctico “dignificación del colonizador — depreciación del colonizado”. Por lo demás, es fructuosa desde el punto de vista económico. Nada podría legitimar mejor el privilegio del colonizador que su trabajo; nada podría justificar mejor la miseria del colonizado que su ociosidad; En consecuencia, el retrato mí- lico delcolonizado comprenderá una pereza increíble. El del colonizador, una virtuosa devoción por la acción. Simultáneamente, el colonizador sugiere que el trabajo del colonizado es poco rentable, lo que autoriza a pagarle salarios inverosímiles. Puede parecer que la colonización hubiera alcanzado a disponer de un personal consumado. Nada menos cierto. El obrero calificado, que existe entre lossímil-colonizadores reclama una paga tres o cuatro veces superior a la del colonizado; ahora bien: no produce tres o cuatro veces más, ni en cantidad ni en calidad. Es más económico emplear tres colonizados que un europeo. Es cierto que toda empresa requiere especialistas, pero se trata de un minimum, que el colonizador importa o recluta entre los suyos. Sin contar los miramientos y la protección legaljustamente exigidos por el trabajador europeo. Al colonizado no se le piden sino sus brazos y no es sino eso: por lo demás, sus brazos se cotizan tan mal que es posible alquilar tres o cuatro pares por el precio de uno. Por lo demás, escuchándolo se descubre que el colonizador no está tan indignado por esta pereza real o supuesta. Habla de ella con una divertida complacencia, bromea a su respecto;retorna todas las expresiones habituales y las perfecciona, inventa otras. Nada es suficiente para caracterizar la extraordinaria deficiencia del colonizado. Se torna lírico, pero de un lirismo negativo: el colonizado no tiene un pelo en la mano ∗ sino una caña, un árbol, ¡y qué árbol!, un eucalipto, un pino, ¡un roble centenario de América! ¿un árbol? no, ¡una selva!, etc. Pero, se insistirá, ¿esverdaderamente perezoso el colonizado? Para decir verdad, la pregunta está mal planteada. Además de que haría falta definir un ideal de referencia, una norma, variable de pueblo a pueblo, ¿puede acusarse de pereza a todo un pueblo? Puede sospechárselo de individuos, incluso de individuos numerosos dentro de un mismo grupo; preguntarse si su rendimiento no es mediocre, si la subalimentación, lossalarios bajos, el porvenir bloqueado, un significado irrisorio de su rol social no quitan al colonizado todo interés por su tarea. Lo sospechoso es que la acusación no se dirige sólo a la mano de obra agrícola o al habitante de las villas miseria, sino también al profesor, al ingeniero o al médico que suministran la misma cantidad de horas de trabajo que sus colegas colonizadores; o sea que se dirige,finalmente, a todos los individuos del grupo colonizado. Lo
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Tener un pelo en la mano; expresión idiomática francesa que significa ser muy holgazán. (N. del T.)
* Este documento solo puede ser utilizado por los alumnos de la Licenciatura en Gestión Cultural y Desarrollo Sustentable con fines Académicos, Prohibida la reproducción parcial o total sin la autorización del autor de la obra....
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