Rev. Agricola

Denuncia infundada: el problema de la fiebre aftosa
Muy temprano, obedeciendo a hábitos disciplinarios que semejaban instintos de rutina, Marte se levantaba y se dirigía al baño a desafiar el agua fría. Una vez aseado se enfilaba como posesionado, atraviesa la puerta, se acomoda en el asiento de su mesita de trabajo y se dispone a deslizar la pluma 1.

El trinar de los pájaros y el bullicio delos animales, la actividad febril de las labores de la huerta servían de ejemplo a su quehacer. Era el momento adecuado para verter las ideas preconcebidas. Su disciplina para consultar sus fichas y documentos bien ordenados, parecían no dejar lugar a la improvisación, a menudo consignaba un apunte literario que le daba más fuerza a sus planteamientos.
La erudición, una privilegiada memoria, surigor en la objetividad, permitían rescatar a cada momento el dato preciso en el paisaje oportuno.
El desfile de los pizcadores de limón no podían distraerlo de sus disertaciones que iban de una carta familiar, la contestación esporádica al sinfín de amigos como Diego Rivera o el general Lázaro Cárdenas, la discusión fogosa con grandes intelectuales como José María González (el famoso Abate),Jaime Torres Bodet, Ramón Beteta o el literato Rodolfo Usigli, los apuntes para una publicación futura, la opinión critica de cualquier tipo de proyecto, en especial los de temática agrícola, la polémica ; en fin desde los comentarios puntuales a un libro de reciente aparición, hasta la búsqueda o adquisición de un libro agronómico que por su valía -como joya histórica o por su vigencia- lesolicitaba a diferentes libreros con los que mantenía contacto.

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* Profesor-Investigador del Departamento de Sociología Rural y del Programa de Investigación en Historia del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial (PROIH-CIESTAAM) de la Universidad Autónoma de Chapingo.

1 Entrevista con la Señora Hilda Leal deGómez, el día 13 de junio de 1996, en la Ciudad de México, D.F., hecha por José Alfredo Castellanos Suarez. Programa de Historia Oral (PHO). Agrónomos (A). PROIH-CIESTAAM,UACh.

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Aquellos tres años en su Rancho de Glera 2 sirvieron de refugio a Marte R. Gómez y a toda su familia, como táctica de ostracismo político, a modo de alejarse de la actividad pública y guardar distancia con elgobierno del licenciado Miguel Alemán. El ingeniero estaba molesto porque el Poder Ejecutivo intervenía para mesurar comentarios y exigir pruebas judiciales respecto de las acusaciones que se le hacían de ser responsable de la introducción de la fiebre aftosa que costo la perdida de miles de cabezas de ganado vacuno.
Los atacas que se concentraron en la Cámara de Diputados en 1946 eran virulentos, enespecial del medico veterinario Pablo Muñoz Gutiérrez quien propuso que se expropiara los bienes de Marte R. Gómez, lo acuso de traidor a la patria y dijo: “propongo al mismo tiempo que la presa que lleva el nombre de este exfuncionarios, sea cambiado…"3 Ante la seria de ataques, Marte procedió con frialdad y entereza, primero el reclamo al Lic. Francisco González de la Vega, en su calidad deProcurador de Justicia de la Nacional, el no haberlo recibido en marzo de 1947; luego le pidió que se acelerara el tramite judicial en su contra, que se había iniciado en diciembre de 1946, en el que todavía no se formulaban cargos en su contra; a continuación recordó que en su asunto había prescrito, no obstante hizo patente de los beneficios de la prescripción" 4.
Para no dejar el menor asomo deduda, el ingeniero Gómez escribió un libro en forma de alegato documentado a su favor para desentrañar su verdadera participación en la epidemia de la Glosopeda, le tituló: La verdad sobre los cebúes, conjeturas sobre la aftosa 5. El argumento era contundente puesto que el Dr. Guillermo Quesada Bravo, entonces director General de Ganadería, falsifico documentos, con lo cual implico al Secretario...