rev. rusa
DORA DULEBOV
LA GRAN DUQUESA
IVAN KALIAYEV
STEPAN FEDOROV
BORIS ANNENKOV
ALEXIS VOINOV
SKURATOV
FOKA
EL CARCELERO
Estrenada en el Théâtre Hébertot de París, el 15 de diciembre de 1949
Albert Camus Los justos
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ACTO PRIMERO
En el piso de los terroristas. Por la mañana.
Se levanta el telón en silencio. DORA y ANNENKOV en escena, inmóviles. Se oyeuna
vez el timbre de la entrada. ANNENKOV hace un gesto para detener a DORA que parece querer decir algo. El timbre suena dos veces seguidas.
ANNENKOV: Es él.
(Sale. DORA aguarda, sin moverse. ANNENKOV vuelve con STEPAN, a quien agarra
por los hombros.)
ANNENKOV: ¡Es él! Aquí está Stepan.
DORA (se acerca a STEPAN y le da la mano): ¡Qué alegría, Stepan!
STEPAN: Hola, Dora.
DORA (le mira):Tres años ya.
STEPAN: Sí, tres años. El día que me detuvieron, iba a reunirme con vosotros.
DORA: Te esperábamos. Pasaba el tiempo y cada vez se me encogía más el corazón. No
nos atrevíamos ni a mirarnos.
ANNENKOV: Tuvimos que cambiar de piso otra vez.
STEPAN: Lo sé.
DORA: ¿Y allá, Stepan?
STEPAN: ¿Allá?
DORA: ¿En la cárcel?
STEPAN: La gente se evade.
ANNENKOV: Sí. Nos alegramos alenterarnos de que habías podido llegar a Suiza.
STEPAN: Suiza es otra cárcel, Boria.
ACTO SEGUNDO
Al día siguiente, por la noche. En el mismo lugar.
(ANNENKOV mira por la ventana. DORA está junto a la mesa.)
ANNENKOV: Están en sus puestos. Stepan ha encendido su cigarrillo.
DORA: ¿A qué hora debe pasar el gran duque?
ANNENKOV: De un momento a otro. Escucha. ¿No es una calesa?
No.
DORA: Siéntate.Ten paciencia.
ANNENKOV: ¿Y las bombas?
DORA: Siéntate. No podemos hacer nada más.
ANNENKOV: Sí. Envidiarles.
DORA: Tu puesto está aquí. Eres el jefe.
ANNENKOV: Soy el jefe. Pero Yanek vale más que yo, y es él quien tal vez...
DORA: El riesgo es el mismo para todos. Para el que arroja y para el que no arroja.
ANNENKOV: El riesgo es al fin el mismo. Pero por el momento Yanek y Alexis estánen
la línea de fuego. Sé que no debo estar con ellos. Sin embargo, a veces tengo miedo de
aceptar con demasiada facilidad mi papel. Es cómodo, después de todo, verse obligado
a no arrojar la bomba.
DORA: ¿Y aunque así fuera? Lo esencial es que hagas lo que debes, y hasta el fin.
ANNENKOV: ¡Qué tranquila estás!
DORA: No estoy tranquila: tengo miedo. Hace tres años que estoy con vosotros, dosaños que fabrico bombas. He ejecutado todo y creo que no he olvidado nada.
ANNENKOV: Por supuesto, Dora.
DORA: Bueno, pues hace tres años que tengo miedo, ese miedo que apenas la abandona
a una en el sueño y que se recupera fresco por la mañana. De modo que he tenido queAlbert Camus Los justos
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acostumbrarme. He aprendido a estar tranquila en el momento en que tengo más miedo.
No hay dequé enorgullecerse.
ANNENKOV: Al contrario, enorgullécete. Yo no he dominado nada. Sabes que echo de
menos los tiempos de antes, la vida brillante, las mujeres... Sí, me gustaban las mujeres,
el vino, aquellas noches interminables.
DORA: Me lo sospechaba, Boria. Por eso te quiero tanto. Tu corazón no ha muerto. Y es
preferible que desee todavía el placer a ese horrible silencio que se instala aveces en el
mismo lugar del grito.
ANNENKOV: ¿Qué estás diciendo? ¿Tú? No es posible.
DORA: Escucho...
(DORA se yergue bruscamente. Ruido de carruaje, luego silencio.)
DORA: No. No es él. Me late el corazón. Ya ves, todavía no he aprendido nada.
ANNENKOV (se dirige a la ventana): Atención. Stepan hace una señal. Es él. (Se oye,
en efecto, el lejano rodar de un carruaje que se acerca cadavez más, pasa bajo las
ventanas y comienza a alejarse. Largo silencio.)
ANNENKOV Dentro de unos segundos... (Escuchan.)
ANNENKOV: Qué largo se hace.
(DORA hace un ademán. Largo silencio. Se oyen campanas a lo lejos.)
ANNENKOV: No es posible. Yanek ya hubiera arrojado la bomba. El coche debe de haber
llegado al teatro. ¿Y Alexis? ¡Mira! Stepan vuelve sobre sus pasos y corre hacia el teatro....
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