Revista Aissthesis ranciere 163221476015
ISSN: 0568-3939
aisthesi@puc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
Yazigi Vásquez, Catalina
Reseña de "El espectador emancipado" de Jacques Rancière
Aisthesis, núm. 50, 2011, pp. 277-280
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=163221476015
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AISTHESIS Nº 50 (2011): 277-280 • ISSN 0568-3939
© Instituto de Estética - Pontificia Universidad Católica de Chile
Jacques Rancière
El espectador emancipadoBuenos Aires: Bordes Manantial, 2010.
Por Catalina Yazigi Vásquez
Pontificia Universidad Católica de Chile
cayazigi@uc.cl
La relación entre obreros e intelectuales suponía que unos debían enseñar a los otros lo
que ellos ignoraban. Los primeros podían traspasar lo aprendido de la vida para aleccionar sobre la explotación y el trabajo duro; por su parte, los segundos entregaban su conocimientocomo arma para la lucha de los obreros. Jacques Rancière, buscando las causas
del fracaso de esos encuentros y movilizado por sus propias luchas de antaño, revisa algunas cartas de obreros escritas un siglo y medio antes. Ahí se topa con lo que no estaba
esperando: discusiones estéticas de los trabajadores que disfrutaban de las formas que el
paisaje les otorgaba. Este dato autobiográfico sirve alautor para explicar, desde su propia
experiencia, lo que descubre como centro de su teoría: el borramiento en la distribución
de los roles, desmitificando las jerarquías del conocimiento. Precisamente lo opuesto a lo
sugerido por Platón en el segundo libro de La República. Ahí, el filósofo griego señala
que cada cual debe trabajar en su oficio, según las propias capacidades, sin traspasar lasfronteras que no correspondan con su quehacer. Las limitaciones o separaciones de roles
se encuentran tan arraigadas que, aunque el discurso apele a una emancipación, las estrategias para llevarlas a cabo mantienen las jerarquías imperantes.
Las cartas de los obreros le sirven a Rancière para demostrar lo contrario de Platón:
los límites no tienen por qué permanecer fijos e inmutables, el ocio y lareflexión estética
pueden estar en cualquier individuo, no es algo propio de los artistas. Ello es parte de la
revisión que Rancière hace en El espectador emancipado, pero la desmitificación de roles
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ya había sido trabajada por él en una obra anterior, repasando los lugares asignados al
maestro y al estudiante enlos marcos de la pedagogía.
En El maestro ignorante: Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual, hay una
crítica al modelo pedagógico basado en la desigualdad de las inteligencias. Su teoría está
centrada en la de Joseph Jacotot, quien, a comienzos del siglo XIX, proponía nuevas
lecciones ante la tarea del pedagogo. La proposición de Jacotot y la base de la teoría
de Rancière plantean laemancipación intelectual confrontada al embrutecimiento que
genera una educación basada en la supuesta incapacidad de los alumnos. El estudiante
sabe muchas cosas, aprendidas por medio de la observación o las acciones de su vida.
Sin embargo, el pedagogo tiene un saber que el alumno no posee, pero además «sabe
cómo hacer de ello un objeto de saber, en qué momento y de acuerdo con qué protocolo»
(16).La idea de que el maestro sabe y el estudiante no, va generando una distancia entre
ambos. Una brecha que el maestro incrementa cada vez que intenta socavarla. Salir de
esa dinámica es establecer de otra forma los roles asignados. Rancière revisa esos postulados, ahora desde las figuras del espectador y el creador. Porque es la misma lógica
en ambas disciplinas, el director o dramaturgo crea...
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