Revista Teorica Marxista Chile

Las luchas estudiantiles del 2011: el primer embate de la lucha de clases
Movilizaciones, crisis del régimen y partidos
Nicolás Miranda y Dolores Mujica

Las luchas estudiantiles que se extienden por más de seis meses, sacudieron la vida política del Chile que vive bajo la herencia de la dictadura, preservada por la Concertación y ahora administrada desde el gobierno por la derecha. Aúnapuntando contra esta herencia pinochetista, poniéndola en crisis, obligando a sus tercos defensores a maquillarla con la idea de perder algo para no perder todo, no termina de iniciar su final. ¿Por qué?

Esta sacudida a la política nacional nace de la propia experiencia de una lucha de cientos de miles apoyada por millones, que comenzó a cambiar la subjetividad de una generación entera de jóvenes,y despertó la solidaridad y simpatía de quienes habían luchado contra la dictadura y padecido resignadamente su continuidad democrática con la Concertación. Una lucha que debió enfrentar cotidianamente: la defensa cerrada de intereses empresariales en la educación por los empresarios de la educación básica y media, llamados sostenedores; los empresarios de la educación universitaria; la mismadefensa cerrada por parte de sus representantes de la derecha y la Concertación; las autoridades escolares y universitarias; los medios de comunicación dominantes; las fuerzas de represión. Experiencia directa que está moldeando lentamente en la conciencia, aún difusa, de la inevitabilidad de un choque de fuerzas entre los defensores del “partido del orden” (todos estos con sus cerradas defensas), yel partido de aquellos que quieren que todo cambie, que no es aún un “partido de la subversión”. ¿Por qué?

Choque directo que fue apareciendo en forma sinuosa: surgía y se escurría, volvía a aparecer con fuerza para nuevamente desaparecer. Se expresó en la concentración en un punto, que actuó como consigna motora: la educación gratuita, que se fue imponiendo lentamente hasta terminarinstalándose como un “sentido común”, a la velocidad de un rayo, impensado poco tiempo atrás. Esto condujo a un empate catastrófico de fuerzas: empate porque ninguno puede imponer toda su voluntad al otro; catastrófico porque de intentar hacerlo, se desplegará esa tendencia a un choque profundo de fuerzas que agudizará los procesos de lucha de clases; este, o los por venir. Y así, se tiende a modificar larelación de fuerzas general entre las clases: de un incuestionable dominio de la clase burguesa y sus políticos de la Concertación y la derecha, a su confrontación –por ahora no más que eso. Mientras tanto, esa imposibilidad de resolverlo en uno u otro sentido, comenzó a desplazar el centro de la lucha elevándolo hacia el Parlamento, uno binominal y estéril con la única capacidad de una fuga haciaadelante: pateará el problema de fondo, logrando apenas ganar algo de tiempo. Es que el régimen pinochetista-concertacionista agotó todas sus fuerzas. Está en crisis. La gran pregunta es: ¿será derribado por la fuerza de la lucha de clases, en beneficio de sus protagonistas, o será cosméticamente modificado re-estabilizándolo por un período de tiempo probablemente más corto y débil que losanteriores 20 años de la Concertación? Para responder esta pregunta, tenemos que ver las políticas en curso, encarnadas en las organizaciones en lucha; encarnadas en los cientos de miles en las calles, tomas, paros, asambleas; encarnadas en los colectivos y en los partidos.

Esa tendencia al choque activó todas las alarmas. Y estas políticas en curso mostraron todo su contenido, significado ypotencialidades –muchas de ellas aún no realizadas. Los directos defensores de la herencia pinochetista, Concertación y derecha, se unieron en su defensa, a la vez que se separaban en cómo mejor defenderla: los reaccionarios de la derecha recurren crecientemente a la represión y no están dispuestos a ceder en nada o casi nada; los progresistas de la Concertación, reclaman por el diálogo y cambiar algo...