Riquelme está triste

Riquelme está triste
Por Uriel Bederman

Riquelme está triste. Lo dijo él como si hablara de otro tipo, de un compañero quizá, aunque se refería a sí mismo, no cabe duda. Lo dijo con la miradaperdida en el horizonte, como cuando no le pasan la pelota y se frustra con su cuerpo entero y un poco se desajusta los cordones de los botines, se baja las medias y anda cansino e intrascendente por unmedio campo surcado por niños veloces, precoces, bosteros, bosteritos y prontos bombinanes en algún castillito europeo. Y no hay forma que el mundo funcione como debiera funcionar si es queverdaderamente Riquelme está triste y busca el imposible horizonte que se hunde tras la tribuna de Casa Amarilla, en La Boca, como un chico caprichoso al que no le pasan la pelota y en vez de pedirla, se enoja.La plena ilusión ya imposible -digámoslo de una vez y sin miedo- de cada oficinista, mercader, mecachifle, vendedor de corbatas, boga, chofer de ómnibus y estampador profesional de remeras un tantopor ciento algodón, se condensa en el ya realizado sueño del pibe que, alguna vez humilde, purrete pecoso y pisador, hoy es ídolo, lleva el mejor número en el lomo, encara defensores, recibeovaciones, entrevistas, pelotazos, patea tiros libres con barreras hermosas y por las mañanas hace jueguitos, cabecea, toma sol, mira el cielo, masca chicle, patea jugando desde el corner a embocarla en elarco y rumia una espiguita que crecía en uno de los laterales de la cancha de entrenamiento; todo sin que nadie le obligue más tarde a bañarse corriendo, subirse al 29 que pasa por Avenida Belgrano conun saco-pantalón-camisa-corbata estrujándole el pescuezo y entre el chivo de los otros sueñe con ser la estrella del Club Atlético Boca Juniors.
Es inaceptable y también indigno que Riquelme estétriste. Lo es para él pero sobre todo para nosotros que los domingos aceptamos que en la derrota los tipos se enojen, cabroneen, rechiflen y que lloren sin es que tiran un penal por arriba el travesaño,...