Rita
-¡Verónica!-gritó- fuicorriendo hacia allá, ¡Se ahoga!, ¡se ahoga!-Gritaron desesperadamente varias personas. Claro que la salve, aunque sus ojos despertaban en mi, instintossalvajes que al tocar su piel yo no podía contener.
La saque cargando del mar, sintiendo al caminar los grumos de arena en mi piel.
-¡Sigo viva! –dijo-.Y empezóa reír a carcajadas su risa era algo contagiosa.
Me hizo muchas preguntas, sobre quien era yo y porque la había salvado, mi explicación era lógica yo era unjoven con expectativas no muy altas que trabajaba como salvavidas, algo común en este tipo de lugares. La forma en la que hablaba era inquietante, solo mellenaba de preguntas
Era una chica diferente a las demás, no puedo negar que era complicada, siempre contagiaba su inmensa alegría, aunque con el tiempo fuiconociendo lo sola que se sentía, como una muñeca en el centro comercial a la que todos admiraban y querían pero nadie la compraba, como si después de tantoal final tuviera algún defecto que hacía que todos la desecharan.
Ella también conoció mi lado más profundo el cual ni siquiera yo he conocido, con eltiempo me di cuenta que Verónica sería lo mas maravilloso que me había podido suceder, íbamos fiestas, salíamos a cenar, la agarraba de la cintura y jugábamos.
Regístrate para leer el documento completo.