Rol de la iglesia en la dictadura
LA IGLESIA EN LA DICTADURA
(1976-1983)
LA IGLESIA EN LA DICTADURA
A casi cuarenta años del golpe militar del 24 de marzo de 1976 el papel de la Iglesia católica argentina durante los años del Proceso continúa siendo objeto de fuertes controversias. Como suele ocurrir con los temas vinculados a nuestra historia reciente, los debates apasionados y ladiscusión pública han dejado poco margen a una adecuada comprensión de los procesos históricos.
La Iglesia católica bajo el “Proceso de reestructuración nacional”, lejos de constituir un bloque homogéneo, estuvo atravesada por fuertes debates internos vinculados a diferentes concepciones teológicas y pastorales, como así también a diversos posicionamientos frente al gobierno militar. Esa crisisinterna, que desgarraba a la Iglesia argentina desde los tiempos del Concilio Vaticano II, se había profundizado desde fines de la década de 1960 y se puso de manifiesto de manera dramática durante los primeros años del Proceso. La existencia en el seno de la institución de capellanes castrenses que reconfortaban espiritualmente a los torturadores en los campos de concentración de la dictadura, por unlado, y por el otro, de centenares de sacerdotes, religiosos y laicos que pasaron a engrosar el censo de las víctimas de la represión ilegal habla a las claras de la complejidad del problema y de la profundidad de esa crisis interna.
La identificación de determinadas posturas en el seno de la asamblea de obispos no deja de plantear dificultades metodológicas, ya que la misma se compone deindividuos susceptibles de modificar sus posiciones a lo largo del tiempo, o de diferenciarse entre sí en torno de ciertos temas y no en torno de otros. Haciendo esta aclaración es posible distinguir tres líneas dentro del episcopado católico que se fueron perfilando a lo largo de los años que separan el Concilio Vaticano II del golpe de estado de 1976: tradicionalistas, conservadores y renovadores (yentre estos últimos –con la misma advertencia con relación a los matices en las posiciones– entre renovadores moderados y progresistas).
Los tradicionalistas
El sector que llamaremos tradicionalista estaba compuesto por un conjunto de obispos anclados en las coordenadas ideológicas del tomismo, que concebían a la Iglesia como una “sociedad perfecta” por oposición a los “errores” propios deuna modernidad con la que se mostraban intransigentes. Inspirada más por una idea de “conquista” que por una de “diálogo” con el mundo moderno, esta fracción episcopal permanecía aferrada a concepciones que habían madurado en el contexto de las primeras décadas del siglo XX. Estas últimas no sólo se adecuaban mal a los profundos cambios operados en la sociedad y en la cultura a lo largo de lasdécadas transcurridas desde entonces, sino que además, como se ha visto, habían quedado “por detrás” de las orientaciones generales promovidas por la Iglesia universal.
Los conservadores
A diferencia de lo que ocurría con los tradicionalistas, para los sectores conservadores no se trataba ya de impedir que entrara en la Iglesia el “espíritu conciliar”, sino de manejar los tiempos y los alcances delas reformas con el objeto de amortiguar el impacto de las mismas sobre la Iglesia. Tal vez la frase pronunciada en tiempos del Concilio Vaticano II por el cardenal Caggiano: “reformas en la Iglesia sí; reforma de la Iglesia, no”, sea útil para sintetizar la posición de este conjunto de obispos conservadores que, a diferencia de los tradicionalistas y de los renovadores, presentaba una mayorvaguedad desde el punto de vista ideológico.
Los renovadores, moderados y progresistas
El tercer sector dentro del cuerpo episcopal estaba compuesto por aquellos obispos que habían adherido claramente al proceso de renovación promovido por el Concilio Vaticano II. En general, se trataba de obispos jóvenes, que habían sido consagrados al frente de algunas de las numerosas diócesis creadas en 1957...
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