rol docente 2
Margarita, que nota o adivina la inquietud del practicante, se dirige con voz muy alta pero entrecortada, y en tono nicotínico, a todos los alumnos. Emite una declaración seguida de una interpelación: “…Y me enteré de que ayerdesaparecieron dos celulares. Les doy hasta el martes para que aparezcan”; y remata con una pregunta antes de cerrar la puerta por donde desaparecerá, a los tumbos y por siempre, para Juan: “¿sabían que Lucía va a dejar la escuela porque está embarazada?... Y ya sabrán a esta altura quién es el padre… A propósito, no van a tener clases de música hasta que se designe un nuevo profesor”. Nadie dicenada. Nadie mira a nadie, salvo Juan, que hasta entonces había sostenido su cabeza con las manos, apoyados los codos en su solitario banco del fondo y que ahora ojea con desconfianza a todos los alumnos que tiene sentados delante de él. Entonces, le surge el instintivo acto de poner una mano sobre su maletín plagado de preciados apuntes, libros de teoría literaria, de políticas educativas y queademás contiene la netbook que le entregó el Estado. Aquí, Juan recuerda lo que antes de empezar las prácticas, su padre, un maestro jubilado, le había dicho: “Hoy hay chicos que llevan armas a la escuela, que se drogan en el baño; hay directoras borrachas y padres que te dan una paliza si no aprobás a los pibes. Y ni se te ocurra tocarlos”. Juan, por supuesto, entra en pánico silencioso yacaba decidiendo que va a aceptar aquella changa que le ofrecieron unos amigos. Está determinado. Ahora Juan sueña: Sí, voy a trabajar en la Parrilla Ruta 35, voy a aprender el oficio y luego voy a abrir mi Parrilla Argentina en Buzios, esa playita del norte del Brasil.
Por supuesto, lo que narré arriba es una ficción ( un cuento realista) que bien podría ser superada por una realidad que no dejasede ser, en un punto y desde la fenomenología, bastante subjetiva pero igualmente conmovedora; realidad casi inventada por nuestra percepción y representación de los hechos y por nuestra pobre observación de los mismos, tan pobre como pobre es la “observación pedagógica” a que son expuestos los practicantes o aspirantes a profesores, tan pobre y recortada como la “observación” de los padres quepretenden para sus hijos un futuro mejor o superior al que ellos mismos sufrieran; padres que confían en la escuela pública o privada como promotora de ese futuro feliz y productivo para sus pequeñitos.
Y digo “sufrieran” porque todos se quejan (o casi todos nos quejamos) de lo que el futuro (que ahora es un presente para los que tienen más de 45 años) les ha/ nos ha deparado, y que parece...
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