Romano

Es un problema general, en la época antigua y en la moderna, que todo ordenamiento jurídico, además de asegurar la defensa erga omnes de la propiedad, debe también, para cumplir su misión de hacerposible la paz social, preocuparse de reprimir actos encaminados a turbar la disponibilidad de hecho que tiene un sujeto sobre una cosa, independientemente de la circunstancia de que corresponda o no atal disponibilidad una situación jurídica. Si fuera licito a cualquiera apoderarse de un objeto cuya disponibilidad tiene otro, a menos que el disponente no pruebe que su relación de hecho con la cosase identifica con el ejercicio de un derecho, la vida social seria gravemente perturbada; no solo se incitaría a actos de violencia y de arbitrariedad, sino que la posesión misma del propietariosería muy difícil, teniendo que estar ofreciendo continuamente la prueba de su derecho a conservar la disponibilidad de la cosa. La defensa de la relación de hecho favorece, pues, a todos los que seencuentran materialmente en tal situación, comprendidos los titulares de un derecho.
A diferencia de la propiedad, que era defendida erga omnes mediante acciones contra actos de perturbación o de lesión,la tutela de la disponibilidad de hecho de una cosa se lleva a cabo con interdictos, que se dirigían solo a individuos que hubieran cometido determinados actos de perturbación y que se encontraran enuna determinada situación de hecho respecto al que disponía de la cosa; no eran medios para hacer valer exigencias jurídicas de un sujeto en relación con otros sino que, como ya vimos, eranintimaciones que hacia un magistrado a una persona a petición del interesado; no reprimían cualquier perturbación sino que únicamente determinados actos. A través de esta tutela, el ordenamiento jurídico noreconocía al tutelado derechos reales sobre la cosa, ni le aseguraba una defensa judicial absoluta, ni elevaba su disponibilidad actual de la cosa a relación jurídica; no se preocupaba de si aquel que...