Romanticos Y El Futuro
Grundphänomene des menschlichen Daseins
(Fenómenos fundamentales de la existencia humana),
Edit. Karl Alber, Friburgo, Alemania, 1995
Traducción de Cristóbal Holzapfel, con la asesoría de Diego Sanhueza, Miguel Pefaur, Edgar Barkenmeyer, Carlos Calvo y Gonzalo Parra.
Muerte
Selección de párrafos de los capítulos 6 al 10
1. La pregunta por la muerteComenzamos con la pregunta por la muerte. La interioridad de nuestro ser-aquí, el estar-presente de nuestro presente vivenciado se determina a partir de nuestra relación con la muerte. ¿Qué extraña “relación” es ésta? ¿Es en general una remisión, una ligazón, similar a la relación entre dos cosas? ¿Somos nosotros aquí y la muerte “allá”? ¿O acaso está ella en todas partes, doquiera que nosotros somos?El hombre como hombre vive a la sombra de la muerte. Esto no quiere decir que nosotros pensamos permanentemente en ella, que nos encontramos en un estado de ánimo mustio. Ella está ahí, aunque nosotros nos alegramos en la dicha más desprendida, en éxtasis sublimes. Nosotros sabemos de ella, sabemos de la mortalidad del hombre – del finalizar de todo esfuerzo, de todos los padecimientos y alegrías.La muerte nos es cierta, pero incierta es para nosotros la hora de su llegar. La certeza de la muerte atraviesa todas nuestras posibilidades. Ello no precisa acontecer en una tristeza que huye del mundo, en angustia y horror, que amarga cada placer, envenena cada goce. Estas son sólo posibilidades limitadas de comportarnos con respecto a la muerte, de pispar su sombría majestad, ante la cual todose conmueve hasta la médula. Hay otras, completamente otras actitudes, que no son menos originarias y donde la muerte ha perdido su aguijón, sin que ésta sea superada a través de una “doctrina de salvación sobrenatural”. La certeza de la muerte del hombre no se puede establecer ni constreñir a estados anímicos depresivos. Ella actúa también en los estados anímicos festivos, “elevados”, aunque deotro modo. Pero la certeza de la muerte es inerradicable, es la posición más interior del hombre. El hombre no se entiende casualmente como “mortal”. No porque hasta ahora hayan muerto todos los hombres, habría que esperar que a futuro todos los hombres morirán. La mortalidad no es sólo una determinación del ser-humano externa y tan sólo adicional; ella más bien revela esencialmente el ser del enteque somos en cada caso. ¿Pero qué determinación esencial es ésta? ¿Arroja ella una “propiedad” esencial del hombre? ¿Es el “ser-mortal” en general una “propiedad”, que le pertenece al quid cósico de un ente?
Comparemos ahora la expresión lingüística “mortal” con otras expresiones como “móvil” o “artificial” o “vendible”, y similares. Lo móvil puede ser movido (o moverse él mismo), ponerse enmovimiento, en movilidad, él no tiene que estar siempre en un movimiento actual. El ser-movible es un modo de ser de una cosa material a la que le pertenece tanto el “reposo” como el “movimiento”: ser-móvil quiere decir por ello, o encontrarse en reposo o en movimiento. El término mienta una cosa del modo completo como ella es, y cuando sea que es. Lo “móvil” no cesa en absoluto mientras es de sermovible. La movilidad es una propiedad esencial no adicional, que podía ir o venir. O la expresión: lo artificial. Ser-artificial determina el ser íntegro de todas las cosas elaboradas, producidas. El término describe el ser de las cosas artificiales desde su procedencia. Su procedencia no es lo que al comienzo de estos casos tenía importancia y que ya no interese más ulteriormente. Ellaspermanecen, mientras son, determinadas por su origen; ellas no cesan nunca de ser “cosas artificiales”; en tanto ellas duren, ellas no pueden llegar a ser cosas naturales maduras. O las cosas pueden estar determinadas también a través de una “finalidad” impresa en ellas, una finalidad que ellas mismas no persiguen, que más bien es perseguida con ellas. Los frutos no necesitan tener desde sí mismos el...
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