Romeo y Julieta Obra Resumida

Acto Primero.
(Montesco y Capuleto en escena)
Capuleto- ¡Con espadas y broqueles! Me basta para ello ver al perro de Montesco, y a cualquiera de ellos, sea criado o doncella, le aguardare a pie firme para quitarle la derecha. No me importa seré tirano, y después de zurrar a los mozos, romperé la cabeza a las doncellas. ¡Chitón! Sacare la espada, que ahí vienen Montesco.
Montesco- ¿Buscáiscamorra caballero? Si buscáis, yo valgo para dos. Desvainas si sois hombre, Capuleto, no olvides mi destreza.
(Se baten en duelo y llega la princesa Escalo)
Princesa- ¡Vasallos rebeldes, enemigos de la paz! ¿No obedecerán mi mando? Vosotros, hombres convertidos en fieras, que no os cansáis de derramar sangre de sus venas. Por vos Capuleto, y por vos Montesco, dejad de peleas sin sentidoalguno. Si volvéis a alterar el sosiego de nuestras calles pagareis con vuestras cabezas la paz violada. Retírense todos ahora mismo.
(SALEN)
Señora Capuleto- he venido para hablarte de matrimonio…Dime Julieta, hija mía, ¿Tienes ganas de casarte?
Julieta- Es ese un honor en que nunca he pensado.
Ama- ¿Un honor? Si no hubiera sido yo tu única nodriza diría que con la leche que mamaste la prudencia.Señora Capuleto- Pues bien, piensa ahora en el matrimonio. Hay en Verona mujeres más jóvenes que tu y que ya son madres y viven muy respetadas, y yo recuerdo que muy bien que el joven y valiente Paris ha dicho que te ama.
Ama-Señora, es un hombre como todo el mundo, parece hecho de molde.
Señora Capuleto- No hay en todo Verona, flor que se le pueda comparar.
Ama- Por cierto, es una flor, unaverdadera flor.
Señora Capuleto- ¿Qué dices? ¿Te gusta el joven París? Esta noche en la fiesta recorre todo el libro de la hermosura del joven París, y leerás en él la alegría escrita con la pluma de la hermosura. Examina sus facciones, tan acordes, tan proporcionadas y veras como se explican unas a otras.
Ama- No es cierto, su rostro a pesar con el tiempo engordara igual que las mujeres engordanpor medio de los hombres.
Señora Capuleto- Respóndeme con una palabra: ¿Sera de tu agrado el amor de París y Julieta? Pero mi mirada no ahondara más que hasta el punto a que vuestro consentimiento le de fuerzas para llegar.


(Salen de escena, en la fiesta)
Capuleto: Bienvenidos, caballeros. Venid, bailar y comer. ¿Cuál de vosotras señoras, se negaría a bailar ahora? Si alguna hace unaremilga diré que tiene callos en los pies.
Romeo- Las luz de la antorchas deberían aprender a brillar como ella. En la obscuridad de la noche, semeja una joya de gran precio prendida al cuello de un etíope, la belleza demasiado esplendida para los usos de la vida.
Teobaldo-A juzgar por su voz ese hombre debe de ser un Montesco. Muchacho tráeme la espada ¿Cómo osara entrar aquí ese miserable?Capuleto- ¿Qué pasa sobrino mío? ¿Por qué te enojáis así?
Teobaldo- Tío, este hombre es un Montesco, un enemigo, un traidor a quien odio por nosotros ha guiado aquí para mofarse de la fiesta.
Capuleto- ¡Quita, quita! Eres un joven insolente. Esa actitud podría volver contra ti. Yo sé lo que digo. ¡Vendrás aquí a contraríame! Eres un fatuo. Cálmate o ¡Traed mas luces! ¿No te da vergüenza? Yo teobligare a estar quieto. Vamos divierte.
Teobaldo- La paciencia forzada y la cólera a que quisiera dar curso libre, luchan de tal modo en mi cuerpo que tropezare.
(Salen de escena y aparecen Romeo y Julieta)
Romeo- Si con mano indigna he profanado la santidad del altar, he aquí la dulce expiación de mi falta. Mis labios, sonrojados peregrinos, dispuestos están a mitigar con tierra un beso.Julieta-Buen peregrino, ofendéis a vuestra mano, que no ha mostrado en esto más que el respeto del todo decoroso; porque los santos tienen manos en los peregrinos.
Romeo- ¿No tienen labios los santos y también los devotos viajeros?
Julieta- Si peregrino, labios tienen, que han de emplearlos para orar.
Romeo: No mováis, pues en tanto que coy a recoger el fruto de mi oración: así vuestros labios...