Rosas y los Historiadores
Manuel Gálvez. Su producción literaria se extiende a lo largo de más de cincuenta años y comprende más de cuarenta libros. Su prosa, que tiene las virtudes y los defectos del realismo literario,se despliega en toda su magnitud en: “Vida de Don Juan Manuel de Rosas” (1940), obra en la que se plantea como objetivos el “sacar a Rosas del ostracismo de la Historia” y arribar a la verdad a travésde la imparcialidad, a la que él mismo define de la siguiente manera:
“… la imparcialidad consiste en estudiar el tema histórico sin prejuicios, con el anhelo de encontrar la verdad siempre laverdad, en todos los momentos: este debe ser el lema del historiador y del biógrafo …”
Esta imparcialidad manifiesta, no le impide a Gálvez sostener que Rosas es la “figura más viviente de nuestrahistoria” y que tiene derecho a figurar entre los grandes argentinos, no por haber privado de la libertad a sus compatriotas –aclara- sino por haber defendido a la patria contra las agresiones extranjeras.John Lynch, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y profesor de la Universidad de Londres, escribió en 1981, “Juan Manuel de Rosas”, en el que propone:
“… Estudiar a Rosas es estudiar lasbases originales del poder político en la Argentina, las grandes estancias y su formación, crecimiento y desarrollo. Comprender a Rosas es comprender más claramente la naturaleza de las relaciones deparentesco, de los vínculos entre protector y protegido, entre patrón y peón, clave de tantas instituciones políticas y sociales en América Latina. Comprender a Rosas significa comprender más a fondolas raíces del caudillismo, o dictadura personal, en el mundo hispánico, y discriminar más cuidadosamente hasta donde constituye una herencia del pasado colonial o cuánto de él deriva de laindependencia y sus consecuencias…”
Hablar de Rosas es, entonces, hablar de América Latina promediando el siglo XIX, tratando de explicar, a través de su persona, los mecanismos de poder de su clase...
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