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CAPÍTULO 1
Faltaban diez minutos para las doce del mediodía y Julio Urdimbres, sentado a la mesa de escritorio de su despacho situado en el primer piso de un edificio gris y feo, miraba hacia la puerta con aire aburrido.
Por la ventana abierta se colaban algunos rayos de sol y los ruidos provenientes del bazar chino que acababan de abrir justo en el bajo del edificio, más exactamente justodebajo de su despacho. Hasta hace dos meses había sido una peluquería canina, regentada por una señora bastante delgada, que dedicaba el día a hacerle coletas a la mitad de los caniches del barrio. Ahora un cartel luminoso anunciaba: “BAZAR ORIENTAL HERMANOS KAWASAKI”
“TODO A UN EURO O MÁS”
–Necesito un caso, un cliente, un… algo –murmuró Julio Urdimbres mientras cogía una factura sin pagary la convertía en un avión de papel que lanzó hábilmente por la ventana–. Si sigo así voy a tener que pagar el alquiler con el dinero del Monopoli.
Urdimbres se enderezó sobre la silla y pulsó el botón de encendido del obsoleto ordenador de sobremesa, un dinosaurio informático que se puso en funcionamiento con un ronroneo como el de un gato con bronquitis. Tras quince minutos de espera, hastaque se terminó de cargar el sistema operativo, consiguió conectarse a su correo electrónico para descubrir que no tenía ningún mensaje. Una operación tan sencilla le llevó otros quince minutos. La informática no era lo suyo.
Estaba a punto de coger otra factura y convertirla en un nuevo modelo de F-18 o en un BOEING 747, cuando unos extraños golpes acapararon su atención. Al principio pensó queserían las viejas cañerías del edificio pero entonces volvió a repetirse. Y su corazón se puso a golpearle el pecho como un caballo enloquecido, como un tambor en Semana Santa. Alguien estaba llamando a la puerta.
Julio creía que era una víctima, así que abrió la puerta con cuidado. De repente llegó Juan, pero no traía buenas noticias.
–Julio, necesito tu ayuda, alguien quiere matarme pero, no sequien es, ¿me ayudarías?
–Si, encantado estaré- contestó.
Julio y Juan se pasaron hablando mucho tiempo sobre el asunto. Al final Julio consiguió el dato más importante, su código postal. Con este dato, Julio lo tenía más fácil para encontrar al asesino, el problema era que tenía bastantes casas por España, Estados Unidos y Francia.
-Julio, nunca encontraremos al ladrón teniendo que buscar entantos lugares.
-No te preocupes, a mi me han pasado cosas peores y siempre lo he averiguado, nunca he perdido la esperanza de ganar, ni la perderé.
-¿Eso significa que me ayudarás hasta haber resuelto el caso?
- Si- contestó.
Cuando se puso Julio en marcha, el asesino ya estaba tan lejos que ni un coche de fórmula 1 podría alcanzarlo. Un rato más tarde, Juan descubrió donde estaba y lamatrícula de su coche. Claro que era un lamborghini, de los más rápidos, uno italiano. A pesar de que Julio iba más lento, cometió otros cuantos delitos y quitarle más tiempo a Julio, pero el no se daba por vencido. Juan ayudó a Julio todo lo que pudo, pero la suerte no iba de su parte. Otro día llamaron a su puerta y era un amigo de Juan, Daniel.
Hola, ¿eres tu Julio Urdimbres?
Si, ¿por?
Quieroayudar con el caso de mi amigo Juan.
¿Para que? Si quieres meterte en un lío así, es con el de en frente.
Es mi amigo, yo no le he decepcionado ni él me ha decepcionado a mí.
Fue a Francia, y por suerte lo encontré, pero él me vio antes y huyó en su lamborghini. Yo fui tras él, pero no tenía ningún coche a mano, así que le cogí el triciclo a una niña que pasaba al lado mío. No le alcancé, pero síque vi a donde iba. Fue directo a la iglesia, ahí le encontré rezando. Entonces, yo le apunté con la pistola y le dije “¿para quien trabajas, eh, para quien trabajas? “
Así Daniel le escenificó a Julio todo lo sucedido con Moisés.
Perdóneme es que tengo un tumor cerebral, entonces un amigo mío llamado Moisés me llamo y me dijo que matara a un tal llamado Juan, le dije que no pero él me...