Ruleta Rusa Libro
Seguramente va a ser un martes por la noche. Ese día, me habré levantado un poco más tarde que de costumbre. Orinare hasta quedar exprimido y, de regreso a mi tibia habitación, apagareel televisor que ofrece anuncios de maquinas para hacer ejercicios en la bañera. Desayunare dos huevos tibis con una rodaja de pan tostado. En la mesa leeré un fragmento de Los pasos perdidos deCarpentier. Más tarde rasgare un poco mi guitarra y tarareare algo parecido a No sun coming through my Windows/ Feel like I´m sitting at the bottom of a grave/ No sun coming through my Windows/ Feel likeI´m sitting at the bottom of a grave, de Hendrix.
Por supuesto que llegare tarde a mi trabajo, el cual esta ubicado en el segundo nivel de la casa. Encendere la computadora. Reelere el ultimo de miscuentos. Seguramente estare listo para darselo a Rogelio o lanzarlo hacia un certamen que ofrece varios digitos en premio.
Con el diccionario de la Mac y el de la Real Academia corregire una noveladurante toda la mañana en la que el frio de noviembre me me rozara las mejillas, las manos y mis pies, que seguramente estaran descalzos. De fondo, me acompañara la guitarra flamenca de Ottmar Lieberty la nostalgica voz de Pablo Milanes.
En la terde, en la hora exacta en la que no sabre cuando empiezan a encenderse las estrellas, contemplare el azul del cielo que se funde con el naranja quemagicamente emerge atrás de los volcanes. De seguro habre uno o dos ciharros de mariguana. Escondere los mozotes y el papel en mi caja metalica de te chino y la guardare tras la vieja refrijeradora.Frente a la pantalla chica descansare mi cerebro de veinte a treinta minutos, mientras me rio de las payasadasde Haraold Loyd. En alguna de mis salidas inesperadas al baño observare que tras la ventana caesuavemente una leve brisa sobre los sauces llorones que enfila hacia el Cerro del Carmen. Pocos minutos antes de las siete de la noche imprimire la tragica novela de una colega, a quien debere...
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