Rulfo, Juan
Talpa
Nadie en la Biblia, en particular en el Antiguo Testamento, padece la voluntad de Dios como lo hace Job. Infortunado por designio divino sufre la muerte de sus criados, la pérdida de su cuantiosa propiedad, el asesinato de sus hijos e hijas, y además es hecho preso de una sarna maligna enviada por Satanás como prueba a su fe en elDios Jehová (Job, 1,2). Es él quien antes deconfesarse pecador por soberbio —– acción que le posibilita recuperar su propiedad y bienestar perdidos —— maldice incluso el día en que nació. En un apartado este doliente dice a Dios estas desgarradoras palabras:
Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo;
Mi piel hendida y abominable.
Y mis días fueron más veloces que la lanzadera
del tejedor,
Y fenecieron sin esperanza.
Acuérdateque mi vida es un soplo,
Y que mis ojos no volverán a ver el bien.
Los ojos de los que me ven, no me verán más;
Fijarás en mí tus ojos,
Y dejaré de ser. (Job, 7, 5-8)
Juan Rulfo en su breve cuento “Talpa”, uno de los que conforman El llano en llamas, recupera muchas de estas ideas en el contexto latinoamericano contemporáneo. Miremos más de cerca dicho cuento misterioso y desgarrado regido porla carga de la letra ‘T’; la letra del crucifijo que cuelga sobre los delicados cuellos de muchos y muchas.
La visión judeocristiana del universo permea todos los bienes y prácticas nuestras como latinoamericanos en particular, y como occidentales en general. Así no comulguemos con las doctrinas de la Iglesia Católica, y tampoco estemos completamente de acuerdo con sus prácticas, es incuestionableque su marca en nuestra cultura, en nuestras prácticas cotidianas, es inmensa e innegable. Nuestro referente temporal siempre es Cristo cuya fecha de nacimiento se ha convertido en eje de nuestra temporalidad histórica. Es así como al hablar de los griegos, por ejemplo, los ubicamos de manera dantesca en un periodo anterior al nacimiento de Cristo, los siglos a.C. Respetar e intentar comprenderesta tradición cristiana en la que nosotros —–querámoslo o no ——- somos, evidentemente involucra un enfrentarnos con nuestra propia realidad, con nuestra propia cruz. Nietzsche sabe bien de la necesidad de este enfrentamiento, él lo asume como pocos escritores lo han hecho. Desviémonos una vez más para ver cual es el problema en cuestión.
Talpa, Tanilo, Natalia, todos nombres cruciales del cuentode Juan Rulfo “Talpa”. La extraña letra ‘T’ palpita por entre sus trazos; los gobierna. La letra ‘T’ es la letra de la cruz, y cada personaje y espacio de la obra carga con su propia cruz desde su mismo nombramiento por el autor. Incluso la misma división estructural del cuento en cinco partes, la tercera de las cuales abre al lector al camino de Talpa, nos recuerda en su simetría y medianaprolongación una cruz compartida.
En una famosa canción Serrat, nos canta, siguiendo un poema de Machado, que no hay camino, sino que hacemos camino al andar. Para Rulfo, en este breve cuento, por el contrario lo que en efecto no hay son posibles caminos por recorrer con bifurcaciones y desvíos intermitentes. No, existe en la tradición católica un único camino, el camino de Talpa; a saber, el camino dela peregrinación en la que reconocemos nuestra pecaminosa naturaleza y la necesareidad del perdón divino. Y recordemos que el peregrinar es el viajar por el extranjero; es que efectivamente el católico no es de este mundo, este mundo no es sino un mundo extraño que recorre hacia el mundo del más allá.
Natalia y su enfermo esposo, llamado Tanilo, recorren junto con el hermano de Tanilo (elnarrador sin nombre) el camino hacia Talpa. Talpa, lugar de peregrinación a la virgen misericordiosa del mismo nombre. Pero si bien el camino tendrá su fin para Tanilo. los otros dos protagonistas serán condenados a recorrerlo —– ya no tanto físicamente sino espiritualmente —– en el infinito remordimiento que les corroe el alma. La culpa y el remordimiento permea todos los ámbitos del cuento. Este lo...
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