sabes que te quiero
CCaappííttuulloo 11
Un día de finales de junio, en un lugar de la ciudad.
¡Riiiiiiiiiiiing!
El ruido de la última campana es atronador, molesto, pero dulce.
Muy dulce. Para algunos es el momento más esperado de todo el año. Es el sonido que llevan
deseando escuchar tanto tiempo y por el que han suspirado durante meses. Sirena de libertad. De
verano. De playa o de piscinapara los más afortunados. Calor, bronceados, noches de estrellas y
luna sin fin. ¡Vacaciones!
Tres chicas y un chico caminan tranquilamente, sonrientes, entre la jauría estudiantil que corre a
coger sitio en el último autobús hasta septiembre.
—¡Qué curso más largo! Se me ha hecho eterno. Pensaba que nunca se acabaría. Tenía muchas
ganas de terminar para pasar más tiempo contigo—señala la mayor del grupo mientras agarra
de la cintura al joven que va a su lado. Luego acerca sus labios a los de él y se besan.
Sus amigas los observan y sonríen. Quién iba a decir que Miriam se echaría novio. Y aunque
son bastante diferentes, no hacen mala pareja.
—¡Hey! Córtate un poco, ¿no? —protesta Cris, aunque sin dejar de sonreír.
El beso termina y los chicos separan sus bocas.—Envidiosa… —responde la aludida.
—¿Envidiosa, yo? Para nada.
—¿No? Yo creo que sí. Que tienes un poquito de envidia.
—¿Envidia de ti? ¡Pero si te han quedado seis! ¡Te vas a pasar el verano estudiando! Créeme
que no te tengo ni una gota de envidia.
—¡Bah! A ti también te han quedado tres. Además, no solo voy a estudiar. ¿A que no, Armando?
El chico sonríe, niega con lacabeza y se inclina de nuevo para besar a su novia. Miriam vuelve a
unir sus labios con los de él, pero lo hace con los ojos abiertos, desafiante y levantando el dedo
corazón a su amiga. Cristina resopla y mira hacia otro lado.
Quizás sí que tiene una pizca de envidia. Armando es un cielo.
Alto, guapo, amable, sensible, aunque no demasiado listo. Pero qué importaba eso. Ella también
lehabía echado el ojo hacía tiempo, aunque nunca se atrevió a decirle nada, tal vez porque
realmente nunca sintió nada verdaderamente intenso por él, o porque pensó que él jamás se
fijaría en ella. El caso es que desde hacía cinco semanas Miriam y Armando salían juntos. Y se
alegraba por su amiga, claro, pero quizá no todo lo que debería.
Paula se da cuenta de la reacción de Cris y laabraza por detrás.
Luego la besa cariñosamente en la mejilla.
—¿Pero de quién va a tener envidia esta niña tan guapa? Si mi Cris es la tía más buena de todo
el instituto… —Y la vuelve a achuchar como si fuese una de las muñecas con las que jugaban
de pequeñas.
La chica se deja hacer. Luego la mira a sus preciosos ojos color miel y sonríe. Vuelven a brillar.
Esa es la Paula desiempre, la Sugus de piña. Ahora, rubia. Muy rubia. Pero divertida, espontánea,
despampanante. Feliz.
Después de un par de meses difíciles, por fin todo parece volver a la normalidad.
Hace calor. El sol aprieta y el verano camina deprisa. Los amigos se despiden y se citan para
encuentros que nunca llegarán.
Son promesas que luego no tendrán ocasión de cumplirse. Parejas que se toman untiempo,
idilios que nacen, sonrisas que tropiezan con otras sonrisas y que, tal y como aparecieron,
desaparecerán.
Amores y engaños. Verano adolescente.
Un “bip” surge de uno de los bolsillos de la mochila fucsia de las Supernenas de Paula. Un
mensaje. La chica abre la cremallera y saca el teléfono.
—Vaya, no me deja recibir el SMS. Tengo la memoria llena.
—Es que, con lopopular que eres, no me extraña. Los tíos te mandan mensajitos a todas horas
—indica Miriam, que no suelta a Armando ni un instante.
—¡Si la mayoría son vuestros! —responde Paula.
—¡Y ni se te ocurra borrarlos!
Paula chasquea con la lengua y busca un SMS viejo para eliminarlo.
Qué fastidio. No se decide. Rastrea toda la memoria del móvil, hasta que lee uno que le vuelca
el...
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