Sabueso De Los Baskerville
El ancho frente del castillo era de piedra clara y sus amplias ventanas daban al Rin y al cañaveral y, más allá, a un paisaje luminoso y abierto de agua, juncos y mimbres; en la lejanía, las montañas cubiertas de bosques azulados formaban un suave arco que las nubes seguían en su recorrido. La fachada del castillo se reflejaba, coqueta y alegre como una jovencita, en el aguaque corría lentamente. Sus arbustos ornamentales dejaban caer las ramas de color verde claro hasta el agua y, bordeando el muro, las góndolas de recreo pintadas de blanco se balanceaban con la corriente. Aquella parte soleada y alegre del castillo no estaba habitada. Desde que la baronesa se había marchado, todas las habitaciones estaban vacías, excepto la más pequeña, donde vivía, como siempre,el poeta Floribert. La señora había cubierto de deshonra a su marido y su castillo, y de su alegre y numerosa corte no había quedado nada, sólo las barcas y el poeta taciturno.
El poeta vivía solo y tranquilo en la parte soleada. Comía en la cocina y a menudo no veía al barón durante varios días. -Vivimos como sombras en este castillo -le decía a un amigo de juventud que le visitó en una ocasión yque sólo pudo soportar un día en los inhóspitos recintos de la casa muerta.
En su día, Floribert había compuesto fábulas y rimas galantes para las tertulias de la baronesa y cuando la alegre familia se disolvió, él se quedó allí voluntariamente, porque su talante sencillo le hacía temer mucho más los callejones del mundo y tenerse que ganar el pan que la soledad del lóbrego castillo. Hacíatiempo que no escribía poemas. Cuando soplaba el viento del oeste y contemplaba, más allá del agua y los juncos amarillos, la lejana sierra de montañas azules y el movimiento de las nubes, imaginaba largos poemas que no tenían palabras y nunca podían ser escritos. Uno de estos poemas se llamaba "El aliento de Dios" y hablaba del cálido viento del sur, y otro llevaba por nombre "Consuelo de almas".Floribert no podía recitar ni cantar estos poemas, porque no tenían palabras, pero de cuando en cuando los soñaba y los sentía, sobre todo al atardecer. Además, pasaba casi siempre la mayor parte del día en el pueblo, donde jugaba con niños rubios y hacía reír a las señoras jóvenes y a las chiquillas, quitándose el sombrero delante de ellas y reverenciándolas como si fueran nobles damas. Los días másfelices eran cuando encontraba a la señora Agnes, la bella señora Agnes, la famosa señora Agnes, con su fina cara de jovencita. La saludaba solemnemente, haciendo una profunda reverencia, y la bella mujer respondía con una inclinación de cabeza y una sonrisa.
La señora Agnes vivía en la única casa que lindaba con el abandonado parque del castillo, que antes había servido como pabellón de caza delbarón. Su padre había sido guardabosques y había recibido la casa como un regalo del padre del señor, en retribución por algunos servicios especiales. Ella se había casado muy pronto y había vuelto a la casa convertida en viuda joven. La señora Agnes llevaba vestidos sencillos pero hermosos, siempre nuevos, de colores suaves, su cara era juvenil y delicada como la de una muchacha y su cabellocastaño oscuro, peinado en gruesas trenzas, envolvía su fina cabeza. El barón la amaba desde antes de repudiar a su mujer, y después la amaba aún más. Se encontraba por las mañanas con ella en el bosque y por las noches cruzaba el río en bote y la llevaba a una cabaña de juncos que había en el cañaveral, y su joven cara sonriente descansaba sobre la barba prematuramente encanecida.
La señora Agnesiba todos los días festivos a la iglesia, rezaba y daba limosna a los mendigos. Visitaba a las ancianas pobres del pueblo, les regalaba zapatos,, peinaba a sus nietos, las ayudaba con la costura y, cuando se iba de sus chozas, dejaba un piadoso brillo de santidad. Todos los hombres pretendían a la señora Agnes y si uno le gustaba y llegaba en el momento apropiado se le permitía, además del beso...
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