Sacramentos
El nuevo rostro de la Iglesia ha quedado indiscutiblemente ligado a la figura del buen Papa Juan. El Concilio Vaticano II, que estableció los marcos teológicos, orientadores de la reforma de la Iglesia, fue fruto de su esfuerzo y actuación. Los historiadores futuros hablarán ciertamente de la era del Papa Juan XXIII. Lo señalaráncomo el autor de un nuevo, grandioso y valiente ensayo de encarnación de la fe cristiana en el espíritu del mundo moderno. Es autor verdadero, en el sentido riguroso de la palabra. No de cada acción llevada a cabo después de él, pero sí del horizonte que hizo posible la nueva orientación de la Iglesia. Así es el autor del espíritu ecuménico, del diálogo abierto entre la Iglesia y el Mundo, delespíritu de servicio simple y jovial y desnudo de todo triunfalismo, de la revalorización religiosa de todo cuanto de auténtico y verdadero ha producido la civilización moderna, etc.
De forma semejante el Papa Pablo VI es autor de la famosa encíclica «Populorum Progressio», no porque haya escrito de propio puño y letra este decisivo documento. Posiblemente no tendría la preparación técnicasuficiente. El autor literario es conocido, el P. Lebret y su grupo. Y sin embargo, decimos, con justa razón, que el Papa Pablo es el autor de la encíclica; lleva su firma y el signo de su suprema autoridad. Es el autor porque es el origen último de todo el proceso que desembocó en la encíclica social. Es autor porque asumió y confirió autoridad oficial al mensaje contenido en el documento.
ElPresidente Vargas fue el autor de la revolución del 30, autor de la nueva era de la historia patria caracterizada por la industrialización, por el nacionalismo, por el populismo, por la conquista de los derechos fundamentales de los obreros, del salario mínimo, del sindicalismo, de la seguridad social, etcétera... Vargas es autor, no porque haya hecho o realizado todas las acciones revolucionarias, sinoporque fue el creador de aquella atmósfera y de aquel camino que llevaron a profundas modificaciones en la fisonomía política y social del Brasil.
1. «Los sacramentos fueron instituidos por Jesucristo Nuestro Señor»
El concilio de Trento definió solemnemente que los sacramentos cristianos fueron instituidos por Jesucristo Nuestro Señor (DS 1601; cfr. 1804, 2536). Esta afirmación esfundamentalmente cierta, y sin embargo debe ser correctamente comprendida en el sentido que Trento le confirió. Hubo épocas en la reflexión teológica, todavía ampliamente reflejadas en los manuales, en las que se tomó esta afirmación de Trento en el sentido exclusivamente sintáctico, sin intentar entender más profundamente su exacto significado semántico y pragmático. Se buscaba entonces en las páginasdel NT una palabra de Cristo a favor de la institución de cada uno de los siete sacramentos. Los textos eran violentados y las inteligencias no se aclaraban más, a pesar de la agudeza y sutilezas de la razón teológica.
La teología moderna, uniéndose a la más antigua tradición de los Santos Padres, amplió el horizonte en el que deben ser pensados y comprendidos los sacramentos. Pretende haberencontrado las verdaderas razones que le permiten reafirmar la autoría de Jesucristo respecto a los sacramentos. Veámoslo rápidamente.
Los sacramentos no deben ser considerados, en sí mismos, como átomos aislados. El sacramento individual, como, por ejemplo, el Bautismo, es la condensación y corporeidad del «sacramento de la voluntad del Padre» (Ef 1,9), es decir, de la economía de la salvación,del plan salvífico de Dios, del único misterio-sacramento, como decían los Santos Padres: San León Magno, San Cipriano y San Agustín. El plan salvífico de Dios, denominado sacramento o misterio se mediatiza en gestos ritos o acciones que encarnan, visibilizan y comunican la salvación. Estas acciones, ritos o gestos son denominados también sacramentos. En la medida en que el plan salvífico tiene...
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