sadghdf

Páginas: 577 (144013 palabras) Publicado: 21 de marzo de 2013
Stephenie Meyer

Luna Nueva



Para mi padre, Stephen Morgan.
Nadie ha recibido más afecto
ni un apoyo tan incondicional
como el que tú me has dado.
Yo también te quiero.












Los placeres violentos terminan en la violencia,
y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo
que se consumen el fuego y la pólvora
en un beso voraz.Romeo y Julieta, acto II, escena VI





ÍNDICE
Prefacio 5
La fiesta 6
Los puntos 22
El final 35
El despertar 55
El engaño 71
Amigos 81
Repetición 94
Adrenalina 107
Tres son multitud 119
El prado 132
La secta 147
El intruso 162
El asesino 174
La familia 187
Bajo presión 198
Paris 209
La visita 220
El funeral 233
La carrera 245
Volterra 256
El veredicto 266
La huida279
La verdad 288
La votación 301
Epílogo: El tratado 316
Agradecimientos 325
Reseña Bibliográfica 327


Prefacio
Me sentía atrapada en una de esas pesadillas aterradoras en las que tienes que correr, correr hasta que te arden los pulmones, sin lograr desplazarte nunca a la velocidad necesaria. Las piernas parecían moverse cada vez más despacio mientras me esforzaba por avanzar entre lamultitud indiferente, pero aun así, las manecillas del gran reloj de la torre seguían avanzando, no se detenían; inexorables e insensibles se aproximaban hacia el final, hacia el final de todo.
Pero esto no era un sueño y, a diferencia de las pesadillas, no corría para salvar mi vida; corría para salvar algo infinitamente más valioso. En ese momento, incluso mi propia vida parecía tener pocosignificado para mí.
Alice había predicho que existían muchas posibilidades de que las dos muriéramos allí. Tal vez el resultado habría sido bien diferente si aquel sol deslumbrante no la hubiera retenido, de modo que sólo yo era libre de cruzar aquella plaza iluminada y atestada de gente.
Y no podía correr lo bastante rápido...
... por lo que no me importaba demasiado que estuviéramos rodeados pornuestros enemigos, extraordinariamente poderosos. Supe que era demasiado tarde cuando el reloj comenzó a dar la hora y sus campanadas hicieron vibrar el enlosado que pisaban mis pies —demasiado lentos—. Entonces me alegré de que más de un vampiro ávido de sangre me estuviera esperando por los alrededores. Si esto salía mal, a mí ya no me quedarían deseos de seguir viviendo.
El reloj siguió dandola hora mientras el sol caía a plomo en la plaza desde el centro exacto del cielo.

La fiesta
Estaba segura de que era un sueño en un noventa y nueve por ciento.
Las razones de esa certeza casi absoluta eran, en primer lugar, que permanecía en pie recibiendo de pleno un brillante rayo de sol, la clase de sol intenso y cegador que nunca brillaba en mi actual hogar de Forks, Washington, dondesiempre lloviznaba; y en segundo lugar, porque estaba viendo a mi abuelita Marie, que había muerto hacía seis años. Esto, sin duda, ofrecía una seria evidencia a favor de la teoría del sueño.
La abuela no había cambiado mucho. Su rostro era tal y como lo recordaba; la piel suave tenía un aspecto marchito y se plegaba en un millar de finas arrugas debajo de las cuales se traslucía con delicadeza elhueso, como un melocotón seco, pero aureolado con una mata de espeso pelo blanco de aspecto similar al de una nube.
Nuestros labios —los suyos fruncidos en una miríada de arrugas— se curvaron a la vez con una media sonrisa de sorpresa. Al parecer, tampoco ella esperaba verme.
Estaba a punto de preguntarle algo, era tanto lo que quería saber... ¿Qué hacía en mi sueño? ¿Dónde había permanecidolos últimos seis años? ¿Estaba bien el abuelo? ¿Se habían encontrado dondequiera que estuvieran? Pero ella abrió la boca al mismo tiempo que yo y me detuve para dejarla hablar primero. Ella hizo lo mismo y ambas sonreímos, ligeramente incómodas.
—¿Bella?
No era ella la que había pronunciado mi nombre, por lo que ambas nos volvimos para ver quién se unía a nuestra pequeña reunión. En realidad, yo...
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