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Páginas: 142 (35356 palabras) Publicado: 13 de septiembre de 2015
Said, Edward, Orientalismo. Libertarias, Madrid, 1990.

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EL ÁMBITO DEL ORIENTALISMO

le génie inquiet et ambitieux de Européens... impatient d’employer les nouveaux instruments de leur puissance...
Jean-Baptiste-Joseph Fourier. Préface hisrorique (1809), Description de l’Egypte.
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Conocer lo oriental
El 13 de junio de 1910, Arthur James Balfour pronunció un discurso ante la Cámara de losComunes sobre “Los problemas a los que tenemos que enfrentamos en Egipto”. “Éstos —dijo— per­tenecen a una categoría que difiere completamente de la de los problemas que afectan a la isla de Wight y a la parte de West Riding de Yorkshire.” Hablaba con la autoridad que le daba haber sido durante muchos años miembro del Parlamento, ex secretario particular de lord Salisbury, ex secretario de Estadopara Irlanda, ex secretario de Estado para Escocia, ex primer ministro y testigo de numerosas crisis, éxitos y cambios en la política exterior. Du­rante su participación en los asuntos del Imperio, Balfour sirvió a una reina que en 1876 había sido proclamada emperatriz de la India; estuvo muy bien situado en puestos de gran influencia que le permitieron seguir de cerca las guerras contra los afganosy zulúes, la ocupación británica de Egipto en 1882, la muerte del general Gordon en Sudán, el incidente de Fasoda, la batalla de Omdurman, la guerra de los Boers y la guerra ruso-japonesa. Además, su noto­ria posición social, la amplitud de sus conocimientos —podía es­cribir de temas tan variados como Bergson, Haendel, teísmo y golf—, su inteligencia, su educación en Eton y en el TrinityColle­ge de Cambridge y su aparente dominio de los temas relacionados con los asuntos imperiales conferían a lo que decía ante la Cámara de los Comunes en junio de 1910 una considerable autoridad. Pero todavía había algo más en el discurso de Balfour o, por lo menos, en su necesidad de pronunciarlo de una manera didáctica y mora­lista. En efecto, algunos miembros del Parlamento estaban ponien­do en dudala necesidad de “Inglaterra en Egipto”, tema de un libro de tono entusiasta escrito por Alfred Milner en 1892, y con ello hacían referencia a que, aunque la ocupación de Egipto había sido en algún momento beneficiosa, ahora que el nacionalismo egipcio estaba en alza, se había Convertido en una fuente de problemas, y la continua presencia británica en Egipto no era ya fácil de mantener. Balfour,pues, debía informar y dar explicaciones.
Recordando el desafío de J.M. Robertson, diputado por Tynesi­de, el propio Balfour retomó la cuestión planteada por aquél: “¿Qué derecho tienen ustedes a adoptar esos aires de Superioridad respec­to a la gente a la que deciden llamar oriental?”. La elección del término “oriental” era canónica, lo habían empleado Chaucer, Mandeville, Shakespeare Dryden,Pope y Byron. Designaba Asia o el Este desde un punto de vista geográfico, moral y cultural; se podía hablar en Europa de una personalidad oriental, de un ambien­te oriental, de un cuento oriental, de un despotismo oriental o de un modo de producción oriental y ser comprendido. Marx había utili­zado el término, y ahora lo hacía Balfour; su decisión era compren­sible y no suscitó el menor comentario“No quiero adoptar ninguna actitud de superioridad, pero les pido [a Robertson y a todos aquellos (...) que tengan algún conocimiento de la historia, por superficial que sea, que se enfrenten cara a cara con los problemas que se le plantean a un estadista británico cuando está en una posición de supremacía sobre grandes razas como la de Egipto y las de los países de Oriente. Nosotros conocemos lacivilización egipcia mejor que la de cualquier otro país. La conocemos desde sus inicios, de una manera más intima, sabemos mucho sobre ella. Sabemos que rebasa los pequeños confines de la historia de nuestra raza que se pierde en el periodo prehistórico, cuando la civilización egipcia había pasado ya su época de esplendor. Miren a todos los países orientales. No hablen de superioridad O...
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