salas de naciòn
ha sostenido y aceptado. A través de crónicas y testimonios de época intentamos ir
reconstruyendo cómo se expresaba esa riqueza espiritual.
No menos de veinte pueblos africanostuvieron en los territorios que conformarían
el Estado Oriental del Uruguay, y sobre todo en Montevideo, una actividad propia y
espiritualmente diferenciada entre ellos, respondiendo a sus creenciasy costumbres.
Por diversas vías cada pueblo africano procuró mantener su forma de comunicarse
con sus deidades o con sus espíritus ancestros, preservando los rituales propios.
Las salas denación fueron una de esas vías, el espacio donde volcaban sus sentimientos y expresaban sus creencias, manifestando el vestigio más fidedigno con que
contaba cada pueblo. En esos momentos tandramáticos, el alivio y la comprensión
se alcanzaban en las salas, que eran así un vehículo para reponerse de la adversidad.
Fueron los lugares donde volvían a ser ellos mismos, sin restricciones nicortapisas.
Muy probablemente los «amos» desconocían lo que verdaderamente sucedía
en esas reuniones donde se desarrollaban —o por lo menos se planteaban y organizaban— las actividadesrelacionadas con lo místico-religioso. Esos espacios
sumamente humildes y aparentemente simples eran los sitios que reconocían sus
componentes como las sedes madres, donde se trataba de resolver losconflictos
entre componentes de esa nación o de miembros de ella con los de otra.
Allí se alentaba la vida, se encontraba consuelo, comprensión y se rendía culto
a las entidades respectiva.
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