Salud
Por. Juan Carlos Díez Posada.
Como lo prometido es deuda, con gusto retorno al exquisito acopio de saberes prácticos de Mary Kay Ash contenidos en su obra Cómo organizar a la gente. En el primer artículo recogimos una serie de recomendaciones de la señora Kay relacionadas con el talento de escuchar activa y efectivamente, talento quecontribuye a afinar y a consolidar el genuino liderazgo -recuérdese que hay seudolíderes o líderes incompletos a los que les encanta recrearse en la música de su elocuencia y se tornan, a veces, lejanos e inaccesibles-, a atraer ideas frescas y a mantener altos niveles de desempeño y eficiencia en los equipos de trabajo.
Saltando de unas ideas a otras y repasando aquellas porciones de texto quealguna vez me llamaron la atención, es fácil percibir que el estilo gerencial de la señora Kay estaba cimentado en un solo concepto, en un principio preponderante: la alta sensibilidad para ponerse en el lugar de las demás personas. Me sentí tentado a argumentar que este supremo valor era connatural a su condición de mujer, que ese maravilloso aporte corresponde al "lado femenino de los negocios",pero enseguida vino a mi memoria la estiradísima y muy sofisticada ejecutiva encarnada por Meryl Streep en la estupenda cinta El diablo se viste de Prada, y bueno, opté finalmente por eludir esas arenas movedizas.
Lo cierto es que la señora Kay aborrecía la autosuficiencia, la falta de tacto y las maneras presuntuosas de ciertos vendedores que había conocido en su larga trayectoria como directorade ventas. Sus vendedoras de productos de belleza, antes que aparecérseles a sus clientas cabalgando en su posición dominante, como representantes de una compañía de fama mundial, debían administrar sabia y sutilmente el talento de la seducción. Su principal misión era crear una fuerte empatía con sus clientas, y concentrarse en sus intereses, no en los suyos propios, una fórmula "mágica" deinteracción que sin duda la señora Kay tomó de los manuales de Dale Carnegie y luego aplicó con todo éxito. Ella misma, siendo presidenta de la compañía, invitaba a sus futuras directoras de ventas a su propia casa a tomar té y pastelillos... que ella horneaba personalmente. Calculen, amigos lectores, el impacto que tuvo esta clase de acercamientos en sus colaboradoras. Una magistral combinación deinteligencia emocional y liderazgo efectivo.
Continuemos entonces con el esquema del artículo I, pero esta vez incluiremos anotaciones que contienen muchas otras claves para conformar equipos de trabajo de alto rendimiento:
Los administradores situados en la parte más elevada de la escalera corporativa a veces olvidan los malos ratos que tuvieron que soportar antes de llegar ahí o, lo que espeor todavía, tratan de resarcirse: "Mi jefe nunca me escuchó cuando trataba de comunicarle mis problemas personales, así que no me moleste usted con los suyos".
Son muchos los relatos que podría hacerle acerca de algunas de mis experiencias pasadas. Sin embargo, sorprendentemente, cuando me doy tiempo para repasar incidente por incidente, veo que aquellos administradores no eran tandespiadados y egoístas como podrían parecer a primera vista. En su mayor parte eran gente recta, personas capaces que creían sinceramente que estaban desempeñando una buena labor. Sus defectos se debían a cierta falta de empatía hacia sus subordinados. Fallaban en hacerse ellos mismos aquella pregunta tan importante: ¿Qué haría yo si fuera la otra persona?
Como parte de nuestro programa deentrenamiento, le enseñamos a cada directora a interrogarse a sí misma: "Si estuviera en su posición y ella estuviera en la mía, ¿cómo resolvería el problema?". Con esa "doble visión", las buenas administradoras de personas se enfrentarán con mayor éxito a los problemas.
Un buen administrador confrontará problemas (como una intempestiva e injustificada solicitud de aumento de salario) con sensibilidad y...
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