SAN FRANCISCO DE ASÍS Y LA VIRGEN MARÍA

SAN FRANCISCO DE ASÍS Y LA VIRGEN MARÍA.
Dos hechos fundamentales encontramos en la vida de N.P. que le hacen guiar sus pasos por caminos distintos de los que se jactaba la juventud de entonces: lo ocurrido en San Damián y en la porciúncula. Bajo la protección amorosa de la madre, da comienzo su vida de entrega al Hijo.  Allí empieza a remodelar su vida, a ejercitarse en la virtud, su ascenso ala perfección, como dice San Buenaventura Leyenda Mayor cap. II núm. 8: “dejó este lugar recomendado con gran instancia en la hora de su muerte a sus religiosos por considerar que era un santuario favorecido de un modo especial por la purísima Virgen María”.
Los historiadores y teólogos dirán que  San Damián  y Nuestra Señora de los Ángeles se corresponden en la espiritualidad seráfica. En laIglesia se San Damián se abre el misterio de Cristo; en la porciúncula el misterio de María; en aquella, delante del crucifijo, concibe el amor a la humanidad dolorida por Jesús; en ésta el amor a la Madre de toda bondad; allí Jesucristo invita a reparar su casa; aquí, junto a aquella que concibió al Verbo, Francisco con incesantes súplicas, ruega a la Madre de las misericordias, se digne hacer conél, el oficio de poderosa abogada, y logra, por los méritos de Ella, engendrar para la Iglesia el poderoso ejército  en que militan los hijos de  las tres Ordenes por él fundadas.
El amor de N.P. y el deseo de parecerse cada vez más a Cristo, no lo resuelve creando la separación entre Madre e Hijo, sino por el contrario, llega hasta el punto de no concebir a Cristo sin su Madre. De ahí que nos diceTomás de Celano en la Vida segunda, núm. 198 que: “Rodeaba de amor indecible a la Madre de Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la Majestad… Pero lo que más alegra es que la constituyó abogada de la Orden y puso bajo sus alas a sus hijos”.
San Francisco fundamenta su amor a María  en el ser Madre de Dios.  De ahí, que nos suenen algo más que melódicas las alabanzas y oraciones quedirigía N.P. a la Virgen, como en la Regla no Bulada cap. 23:“ Y te damos gracias porque, así como nos creaste por tu Hijo, así también, por el santo amor con que nos amaste, hiciste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen beatísima Santa María...”.
O como en el Saludo a la Bienaventurada Virgen María:  “Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios,María,
que eres virgen hecha iglesia, y elegida por el santísimo Padre del cielo, que te consagró con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Paráclito, en la que estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien. Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya. Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya; y vosotras todas, santas virtudes,
que por la gracia eiluminación del Espíritu Santo sois infundidas en los corazones de los fieles, para hacerlos, de infieles, fieles a Dios”.
Y en la Antífona del Oficio de la Pasión encontramos: “Santa Virgen María, no ha nacido en el mundo entre las mujeres ninguna semejante a ti, hija y esclava del altísimo y sumo Rey, Padre Celestial, madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu Santo: ruega pornosotros…”. Y la razón de esta locura por la virgen no es otra que por ser Madre de Dios.
San Buenaventura en la Leyenda Mayor cap. IX núm. 3 así lo afirma cuando dice que: “Amaba con indecible afecto a la Madre del Señor Jesús, por ser ella la que ha convertido en hermano nuestro al Señor de la majestad y por haber nosotros alcanzado misericordia mediante ella”.
El culto y veneración que N.P.siente y realiza para con la Santísima Virgen. Nacen de la reflexión constante sobre los misterios de la humanidad de Cristo. Por el conocimiento del Hijo llega al convencimiento del papel que desempeña María al engendrar al Hijo.
Lo primero que señala en la Carta a todos los fieles, es la maternidad real de María: “El  muy alto Padre nos anunció desde el cielo, por medio de San Gabriel...