San Ireneo
Antonio Orbe S.J.
Refiriéndose a las Parábolas, Ireneo alude a ellas, las enumera a veces, y aun las expone, pero nunca se detiene a definir “las parábolas”, como tampoco escrupuliza sobre los términos, distinguiéndola de los enigmas, misterios, alegorías, tipos. San Ireneo discurre sobre la Escritura como si fuera ella de algún modo una magna y universalparabóla. Ellas revisten una importancia excepcional por su contenido y también por su forma. Hace valer categorías eclesiásticamente tradicionales, e interesa sobre todo reconstruir las líneas directrices, no antes formuladas, distinguiendo su propia ideologia de la gnóstica.
Ireneo presenta el lenguaje del Salvador en conformidad con la mala (previa) disposición de los judíos. No quiere deciresto que Jesús se dirigía sólo a los judíos. En el lenguaje parabólico, en el Evangelio, Jesús no se dirigía a solo judíos, sino a todos, incluso a los apóstoles. En la parábola de los malos viñadores (Mt 21,33-43) Jesús mira a los judíos, pero también a los discípulos. Igualmente en la de las bodas del hijo del rey (Mt 22,1-4), el hijo pródigo, los obreros envíados a horas distintas a la viña,el fariseo y el publicano, y muchas otras, recogidas por Ireneo como enseñanzas de Cristo a todos, sin distinción de razas ni tiempos. Igualmente, por dirigirse también a los discípulos, no llevaba la ceguera a todos sus oyentes, más bien “hacía luz”, iluminándoles sobre los misterios del Evangelio.
El propio Ireneo utiliza las parábolas del Señor para ahondar en los grandes misteriosteológicos. Se distingue dos grupos cualificados de oyentes: judíos incrédulos y discípulos. A los judíos (incrédulos) les habló así: “consciente de su incredulidad, para que viendo no viesen y oyendo no oyesen” Dirigióseles en parábolas para que, al igual que los egipcios en tiempos de Moises, se presipitaran en el piélago de la incredulidad. Lo que, para los discípulos, era un aliciente a penetrar en sumisterioso sentido, era para los incrédulos un tropiezo más y una nueva ocación de desidia.
Es condición primerísima para el estudio de la palabra de Dios, disponerse a él con una mente sana, segura, circunspecta (ευλαβής) y amiga de la verdad. Segunda, limitarse a lo que Dios sometió al humano conocimiento y dejó en nuestro poder; sin trapasar las lindes de la ciencia creatural. Tercera,entregarse largamente al estudio hasta dominar y volver fácil su objeto.
Tal objeto la constituyen las cosas inmediatas y obvias; los oráculos evidentes e inequívocos de la Escritura.
“La mente sana, y firme, y circunspecta y amiga de la verdad se ocupará con prontitud en todo aquello que Dios ha puesto en poder de los hombres y sometió a nuestro conocimiento. Y en eso adelantará haciéndose fácilmediante el trabajo de todos los días la disciplina. Tales son las cosas que caen bajo nuestra mirada y cuantas se leen con evidencia y sin ambigüedades, literalmente, en las divinas Escrituras.”1
Los gnósticos quebrantan semejantes normas de exégesis, arrancando de ambigüedades rebuscadas en ambos Testamentos. En rigor, las reglas de Ireneo se extienden por igual a las dicciones de los profetas, alos discursos y cartas de los apóstoles y a las parábolas del Señor. El santo se fija especialmente en la exégesis de las parábolas, por ser el terreno favorito de apoyatura para las especulaciones gnósticas. A ello se prestan mejor que en los vaticinios proféticos. Basta involucrarlas con fantasías, comprometiendo la verdadera y firme ciencia de Dios, y, abandonando lo cierto e indudable, la piedrafirme, para edificar sobre arena movediza.
San Ireneo no recela tantas distinciones ni subterfugios para la exégesis gnóstica de las parábolas, o no les otorga valor. Por instinto, deniega el postulado fundamental heterodoxo: la revelación del Salvador a particulares discípulos, como arranque de una parádosis doctrinal esotérica, extensiva en especial a las parábolas.
Faltando la base, la...
Regístrate para leer el documento completo.