San Pedro Claver y Los Derechos Humanos
Por: Tulio Aristizábal S.J.
(Publicado en "El Tiempo", 12 de septiembre de 1999) El 18 de noviembre de 1985 el Congreso de Colombia presentó solemnemente en una ley a Pedro Claver como el precursor del alivio y defensa de oprimidos en América, y a la ciudad de Cartagena de Indias, donde ejerció su apostolado, como sede de los derechos humanos enColombia. Curioso que ese extraño jesuita, quien durante la primera mitad del siglo XVII gastó su vida protegiendo a los esclavos africanos de las tropelías y desmanes de tantos españoles, merezca ser exaltado en forma tal en este siglo XX. Nosotros ahora, cuando vivimos obsesionados por lo científico, por lo presentado en limpias estadísticas, ansiosos de profundizar en complejas teorías; querechazarnos como caduco lo que se ha dado en llamar "paternalismo", desearíamos un paradigma más conforme con nuestro gusto. Porque este empecinamiento en lo teórico nos lleva a llenar páginas y páginas de los más profundos tratados sobre las injusticias y desequilibrios en los que naufraga nuestra sociedad. Esperaríamos, por tanto, que Claver hablara. Si es el modelo de defensores, que nos muestre lo quepiensa; que se reediten hoy, en impecables publicaciones, sus tratados sobre la libertad y dignidad del hombre. Lejos de ello, nos encontrarnos ante la realidad de un hombre que no dejó escritos. Sólo dos o tres cartas a sus familiares y a sus compañeros de apostolado. Y no que entonces fuera imposible acudir a la imprenta para exponer y defender las propias ideas. Ahí están, como ejemplos bienpatentes, Las Casas y Sandoval.
El fraile dominicano Bartolomé de Las Casas cruzó 14 veces el Atlántico, durante dos años siguió a la Corte de Carlos V en busca de audiencia del soberano. Todo ello para clamar contra las injusticias que aniquilaban las razas indígenas de América. Y dejó, a más de otros escritos, un tratado breve pero cruel, al que dio por título "Brevísima relación de ladestrucción de las Indias". Algunos lo tachan de exagerado, mentiroso y poco objetivo. Pero ahí está, como testimonio de una ignominia ante la que no podernos cerrar los ojos. El otro fue un jesuita, Alonso de Sandoval, bien cercano a Claver puesto que podemos decir que fue su mentor y compañero en la brega. También él dejó un juicioso tratado sobre el tema, referente éste a los esclavos africanos. Le dioun título extraño, complicado para nosotros pero muy del gusto de la época, lo llamó: "De instauranda aethiopum salute: El mundo de la esclavitud negra en América". El libro de Sandoval no es de fácil lectura; denso y muchas veces monótono. Pero pone el dedo en la llaga, se rebela contra la injusticia de la esclavitud, a la que nada ni nadie puede justificar. Uno de estos dos personajes bienpodría haber servido de modelo para la defensa de los derechos humanos. En cambio Claver no viajó ni escribió. Fuera de su salto de Sevilla a Cartagena, y dos o tres viajes Magdalena arriba hasta Santafé de Bogotá, Claver se la pasó en la ciudad amurallada y en su provincia de la llanura atlántica. Nada dejó escrito. Ni un profundo tratado catequético como el de Sandoval; ni el alegato, descarado si sequiere, de los escritos de Las Casas. Claver siguió el ejemplo de su modelo, Jesucristo, quien "comenzó a obrar y a enseñar". No escribió, sino hizo. ¡Y cuántas cosas hizo! Era Claver la primera sonrisa que veían en mucho tiempo aquellos pobres africanos desarraigados salvajemente de sus tierras, el primer contacto con una mano amiga. Más con los ademanes que con las palabras los reconciliaba conla vida. Entonces sabían que al menos no venían a servir de alimento a los hombres blancos ni a proporcionar el aceite de sus cuerpos para calafatear los navíos. Por fin alguien les hacia sentirse de nuevo personas, seres humanos a quienes se ama, se compadece y se comprende. Narra su biógrafo que por medio de los intérpretes les decía "que él venía a serles amparo y padre, como
lo...
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