Santidad

Estudios Universitarios y Santidad Cristiana

Por Mons. Antonio Marino
1. El trabajo y el esfuerzo en el plan divino.

En la aurora luminosa de la historia, Dios creó al hombre pronunciando estas palabras: “hagamos el hombre a imagen y semejanza nuestra, según nuestra semejanza, y dominen en los peces del mar, en los ganados y en todas las alimañas, y en toda sierpe que serpea sobre latierra... Y los bendijo Dios y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla; dominad en los peces del mar, en las aves del cielo y en todo animal que serpea sobre la tierra” (Gn. 1, 26-28). Según el texto sagrado, Dios crea al hombre al término de sus obras, como la más perfecta de ellas entre las creaturas corpóreas, y le regala el mundo armonioso salido de sus manos. Dios lollama a completar su obra creadora. Todo en la obra de Dios es belleza y armonía: “Vio Dios todo cuanto había hecho, y he aquí que estaba muy bien” (Gn. 1, 31). El mandato de dominar y someter la tierra, implica que el esfuerzo y el trabajo son una dimensión constitutiva del hombre, anterior a su pecado. Dios lo llama ante todo a comportarse como hijo, hermano de sus semejantes y señor de lascosas, permaneciendo en la obediencia y respecto a su ley. La equivocada autonomía que el hombre reivindica en los orígenes de su historia, en búsqueda de una felicidad (“sereis como dioses”) al margen de Dios y sugerida por “el padre de la mentira”, le acarrea el desastre. Al no aceptar comportarse ante Dios como hijo, se quiebra y desordena en su propio interior, y tenderá a volcar este desorden ensus actividades y en el medio donde transcurre su vida, en sus costumbres e instituciones. Le costará comportarse como hermano y someter la creación a su servicio, sin quebrar su armonía. Pero a pesar de todo, Dios continuará cuidando del hombre y confiando en él. Secretamente obrará en su conciencia y lo socorrerá con su gracia. El trabajo y el esfuerzo seguirán siendo su vocación, no sucastigo, pese a que el pecado introdujo en ello su nota de penuria, de desorden y hasta de esclavitud. Antes que cualquier legislación lo determine, el hombre es social por naturaleza. No puede alcanzar su propia plenitud si no establece vínculos sinceros con los demás, en relaciones solidarias. El trabajo y el intercambio de bienes contribuyen a su propio desarrollo personal y al crecimiento de lasociedad en donde vive.

2. El trabajo, el estudio, la cultura. “Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en la sociedad civil, mediante el progreso delas costumbres e

instituciones; finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos, e incluso al género humano” (Gaudium et Spes 53). El texto del Concilio vaticano II que acabamos de citar, presenta la cultura como un cultivo no ya del suelo sino del propio hombre, en virtud del cualéste aprende a someter la naturaleza a sus propios fines y contribuye así a volver más humana la vida social. El estudio, que ensancha cada vez más sus conocimientos, es parte de esta vocación humanizadora de sí mismo y de la sociedad. Debería de suyo, contribuir eficazmente a la auténtica promoción de la dignidad humana, no sólo en quien se beneficia de los conocimientos sino de la comunidad, a cuyoservicio deben ser puestos. 3. El estudio universitario y la cosmovisión cristiana. En esta última fase de la historia humana, el inmenso progreso de las ciencias en todos los campos, es un hecho evidente; principalmente de las ciencias naturales y exactas, así como el extraordinario desarrollo de la técnica y de los medios de comunicación. Pero una cultura que ha progresado tanto en el...