Sapere Aude
Título: Sapere Aude
Autora: Sabrina Bereciartua
Grado académico: Estudiante de la Carrera de Filosofía
Institución: Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos Aires
E-mail: sapibere@yahoo.com
Buenos Aires, Argentina
Resumen.
Este trabajo de investigación tiene como motivo mostrar, tras la caída del sujeto moderno, de qué modo la fórmula del “sapere aude”kantiano sigue vigente -de alguna manera- y encubre una práctica educativa atravesada por un poder que busca crear un determinado tipo de ciudadano –el que mejor le convenga. Partiendo de la crisis de la modernidad y del hecho de una distancia insalvable entre la teoría y la práctica creo que es necesario repensar la educación si es que aún es posible hablar de la formación de mentes críticas yautónomas y de una instrucción pública que nos convierta en ciudadanos que puedan participar democráticamente en la transformación de la realidad en que viven. Retomando la perspectiva acerca de esta situación de autores latinoamericanos tales como Carlos Cullen o Paulo Freire, podemos encontrarnos con la propuesta de una nueva relación entre teoría y práctica. Y sostengo junto a ellos que hay queanalizar la situación educativa actual y repensar algunas cuestiones y algunos conceptos anacrónicos que se hayan enquistados en nuestro imaginario impidiendo el surgimiento de una nueva educación y, por ende, de un nuevo ciudadano.
Abstract.
Education is a practice ruled by the State, focused on developing gregarious minds in order to create a specific kind of citizen. I believe that the formula“sapere aude” promulgated by Kant was used in order to conceal this mechanism. After the crisis of modern metaphysics, education and citizenship concepts must be rethought and reevaluated, if there is hope of a critical and autonomous citizen that might try to change the reality in which we are living. Authors like Carlos Cullen and Paulo Freire give us a Latin-American perspective on this subject andpropose a new version of the relationship between theory and practice.
La modernidad se abre camino a través de una nueva concepción del sujeto como cógito, como voluntad libre. El “yo pienso” dilucida las condiciones que nos permiten conocer algo, en tanto que se renuncia a conocerlo en sí mismo. La justificación primera de los distintos saberes descansa sobre el funcionamiento de lascapacidades cognoscitivas del hombre. La ciencia físico-matemática se erige, desplegando sus banderas de la claridad y la distinción, como tribunal supremo al que deben someterse todo los saberes que pretendan llamarse a sí mismos “ciencia”. De forma análoga, en el ámbito práctico, el sujeto aparece como único punto firme sobre el cual asentar todo orden moral y político, luego del derrumbe del universojerárquico de la metafísica clásica. Los hombres, libres e iguales en su individualidad, se vinculan gracias a la aceptación general de un sistema de reglas de juego formales que protejan a todos y les permitan perseguir lícitamente, lo que cada uno juzga como su propia felicidad. El hombre moderno forma parte de un mundo de individuos libres respecto de los condicionamientos externos para elegirdentro de su propia conciencia, su propia regla de vida. La expansión inusitada de la racionalidad científica e instrumental, el individualismo exacerbado y un Estado prescindente parecen ser los logros más admirables de esta civilización moderna.
Sin embargo, la modernidad parece tener en sus mismos principios y logros el germen de su propia crisis. La idea de progreso se mezcla con unasensación de malestar que ha venido a instalarse en la vida de los hombres y de las sociedades modernas. En su obra Ética de la autenticidad1, Taylor reconoce tres formas de malestar a través de las cuales se vislumbra cierta desconfianza respecto de los frutos de esta nueva racionalidad moderna. El individualismo imperante parece haber liberado al hombre de las exigencias de ordenes sagrados...
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