Sarmiento Y Schopenhauer
Por Guillermo R. Gagliardi.-
1. Desde Nietzsche.
Sentimos la necesidad de aproximar las almas de ARTHUR SCHOPENHAUER (Dantzig-hoy Gdansk, 22-02-1788 / Frankfurt-on-Main, 21-09-1860) y DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (San Juan, Argentina, 15-02-1811 / Asunción, Paraguay, 11-09-1888).
El juicio de FriedrichNietzsche (1844-1900) en su “Consideraciones intempestivas”
(1874: “Schopenhauer educador”, Obras Completas, Aguilar, t. I) nos inicia en este parangón de estas dos “almas rudas y un poco salvajes”.
Sarmiento pertenece a las “naturalezas de bronce” que el filólogo de “El origen de la Tragedia” reconoce en Schopenhauer, en W. Richard Wagner (1813-1883) y en Ludwig van Beethoven (1770-1827): “elGenio en oposición con las formas y las prescripciones establecidas”.
Éstos encarnan en su particular trayectoria y obras, la Independencia Espiritual, el Orden y la Verdad Superiores.
Un alma belicosa, hasta brutal, orgullosa; “apasionado y lúcido” como lo adjetiva J. L. Borges (1899-1986). “Los buenos y bravos luchadores como Schopenhauer” y como Sarmiento, sirven de ejemplo como sostén eincentivo ético para la vida, para sobrellevar “el desierto y la caverna” y la incomprensión enana.
“Dos pasiones (...) me permitieron afrontar con valor y aun con felicidad muchos años infaustos: la música y la metafísica” declara Otto zur Linde, protagonista borgiano de “Deutsches Requiem” (en “El Aleph”, 1949).
Brahms y Sch. son mencionados como sus "“bienhechores", por la felicidad que hanaportado a su vida. En el autor de “Los jardines que se bifurcan”, los pensamientos de Sarmiento y Schopenhauer han significado columnas formadoras de su ideario político y filosófico.
Uno, el “testigo de la Patria, con su amor que quiere salvarnos”, desde su “rústica realidad”, que no “lo abruman el mármol ni la gloria”, inmortal entre sus duras jornadas “de injurias o de veneraciones”.
El otro,desde las enseñanzas perennes de su metafísica y su estilo fresco y claro, sus aforismos, su amor a la controversia y al hondo pesimismo. (V. Borges, poema “Sarmiento”, 1961, en su “El otro, el mismo”, 1964).
Desde la temprana antropología nietzscheana, distingue una etapa revolucionaria: el hombre, peligroso, rusoniano; otra fase, contemplativa, goetheana, conservadora, minoritaria y laImagen Schopenhaueriana.
En esta última adscribimos a nuestro sanjuanino: el Hombre activo, impopular, insobornable en su veracidad, en su denuncia de la debilidad y de la impersonalidad, la Persona con un Yo imperial, expresionista.
“Ciertamente, por su bravura, destruye su felicidad sobre esta tierra”. Reflexiona Schopenhauer que “el fin supremo a que puede aspirar el hombre es una ‘carreraheroica’”.
Esta “carrera heroica” es la que netamente define Sarmiento en sus páginas autobiográfics y que reproducen numerosas antologías (entre las mejores “Textos fundamentales” de S., compil. e introd. de L. Franco y O. O. Amaya, 2 ts., 1960, Fabril edit.; “Mi Vida” de S., ed. y prólogo de Julio Noé, 2 ts., Estrada, varias eds.).
Pugna contra “las mayores dificultades, por aquello quepuede, en cualquier forma, ser útil para todos, aprovechar a todos, y finalmente consigue la victoria sin ser recompensado, o siendo mal recompensado”.
2. De la Voluntad Sobrehumana.
Héroe de la Voluntad, de difícil trato, fiscal incorruptible, Don Domingo encarnó ese hombre schopenhaueriano. Y el Magistrado, de impronta Ciceroniana, para quien se sobrepone el “honor del cargo” yla Función Pública a todo otro interés personal (“Aforismos sobre la sabiduría de la vida”, en su “Parerga y Paralipomena”, 1851).
Distingue Sch. en estos escritos el “Honor Nacional”, su representatividad y en definitiva, “lo que uno es” y “lo que representa”.
El dolor es más potente “cuanto más inteligente es el hombre: -expresa el filósofo- aquel en el que vive el genio es el que sufre...
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