Sdasdas
Cuenta la historia de un Maestro Hindú, que estaba muy cansado de escuchar las quejas de su aprendiz. Con intención de enseñarle algo, lo envió a buscar algo de sal. Cuandoregresó, le pidió que tomara un poco de sal y la echara en un vaso de agua, para luego beberla. -¿Quetal sabe? - preguntó el maestro-.
+ ¡Amarga! -respondió elaprendiz-.
El maestro, con una sonrisa en la cara, le pidió que lanzara la misma cantidad de sal al lago. Caminaron a un lago cercano, y el aprendiz arrojó la sal.
- Ahora bebe del lago. ¿A que sabe?
+Fresca -respondió el aprendiz después de tomar el agua-.
- ¿Te supo a sal?
+ No, en absoluto.
Entonces, el maestro le dijo: "El dolor que hay en la vida, es pura sal. La cantidad de dolor siemprees la misma, pero el grado de amargura que probamos, depende del recipiente donde dejamos la pena. Así, cuando sientas dolor, lo único que debes hacer es agrandar tu sentido sobre las cosas. Pasa deser un vaso de agua, a convertirte en un lago."
El vuelo del ángel
Desde el día que el padre Juan quita el candado y la cadena de la puerta del campanario para que yo suba y me arroje, he estadotratando con un ángel, a escondidas de todos y sin que a nadie le cuente.
Un día lo descubrí en la torre. Él, a gatas, lloroso y humano, juntaba plumas, de las más largas, las más resistentes, pararecomponer las propias. Era un muchacho medio de estatura, casi de mi edad; de barba incipiente, huellas de acné, huaraches de hippie y pelo desordenado; vestía pantalón mezclilla, viejo y lleno dehoyos, que lo hacían aparecer como alguien como yo, pero ángel, por las alas.
Pensé decírselo al padre Juan o a mi madre, coludidos ambos en mi regeneración, pero desistí, pues seguro pensarían quehabía yo vuelto a lo que ellos llaman el mal camino.
Cuando ví al ángel por primera vez, traté de hablarle, pero no me hizo caso por su tarea de recopilación. A poco su necesidad abrió el diálogo:
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