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Iba transitando por el canal derecho de una autopista, de pronto, fui sorprendido por un vehículo que me rebasaba a toda velocidad por mi izquierda. El chofer hizo unmovimiento brusco, se me vino encima y continuó su marcha con el mismo ímpetu que traía. Tuve que orillarme para que no me chocara.
Inmediatamente busqué la causa de tan inesperado viraje del chofer; medi cuenta que era un perro muerto tendido en medio de la vía, y no quiso arrollarlo. Después del susto seguí mi camino.
Luego de avanzar unos cincuenta kilómetros vi a otro perro, pero éste estabavivo, parado en medio de la carretera. Otro carro que venía a toda velocidad, sin hacer el más mínimo esfuerzo por esquivar al animal, lo atropelló y lo mató.
¡Qué contradicción! Mientras un choferevita pisar a un perro muerto, otro destripa a un perro vivo. Estas dos escenas contempladas en un solo día me llevaron a la reflexión entre la vida y la muerte. Los hombres vivimos una tremendaparadoja: Muchas veces amamos más a los muertos que a los vivos. Esta actitud se nota en algunas familias, ya que tienen bonitos recuerdos y mejor trato para el pariente difunto que para los seres quepermanecen vivos.
Durante una guerra, el convenio de Ginebra y los tratados fundamentales del Derecho Internacional Humanitario, obligan a todas las partes a proteger la vida y la dignidad de loscombatientes heridos o enfermos, en situaciones de conflicto armado en todo el mundo.
Hablando de paradojas, este convenio es una de las contradicciones más grandes que existen. Es decir, en la guerrahay que salvar a los heridos y enfermos enemigos, pero matar a los sanos; esto se logra respetando la vida de los vivos sanos, para que no tengamos heridos y enfermos enemigos que salvar.
Elproblema no es que existan heridos y enfermos, porque siempre los vamos a tener, lo triste es que tengamos enemigos y lo más triste aún es que no nos perdonemos que los enfermos, heridos y muertos no sean...
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