Señor
Antonio Santiago Juárez
Hace algún tiempo dije a un amigo que me gustaría creer en Dios. Su existencia me ahorraría muchos problemas. Éste respondió: “para creer, me basta con mirar a mi alrededor”.
Gastón Bachelard abordó la poesía observando lo primigenio de su milagro. En la Poética del espacio (1957) y en la Poética de la Ensoñación (1960), se le vislumbra como auna voz perteneciente a todos que en su canto nos transforma. Pienso que además puede curarnos.
En Bachelard la defensa de la creación poética comparte la naturaleza existencial que mi amigo hacía de la presencia del creador: no hace falta sino vivir el poema para entenderlo como algo más que un artefacto de la vanidad, o el simple producto de un recuerdo. Tal creación hace eco inmediato en el serde quien lee o escucha el poema, de quien al musitar cada una de sus formas se baña en sus palabras como en un bautismo.
Gastón Bachelard rechaza los psicologismos que intentan explicar las imágenes poéticas recurriendo al pasado del artista. “El poeta no me confiere los antecedentes de su imagen y sin embargo, esta arraiga enseguida en mí”.
Y al acrecentar conciencia y ser del lector, la frasepoética nos remite a la cuestión de si un alma puede salvarse a través de la poesía. En un mundo de energías volcadas al crecimiento material ¿qué puede hacer la poesía por el hombre?
La voz poética tiene como resultado en el sujeto atento el incremento inmediato de su individualidad. Bachelard defenderá que aquello comunicado de un sujeto a otro es el conjunto de las ensoñaciones de la infancia, yal hablar de ellas debo subrayar un adjetivo: se trata de ensoñaciones de intimidad. ¿Y qué es la intimidad sino el intento de separarnos del colectivo para forjarnos una individualidad distinta entre quienes nos rodean?
Toda ensoñación tiene como origen el espacio feliz. Cuando Bachelard se dispone a examinar las imágenes de tal espacio, lo hace a partir de cuestionarse cómo las cámarasdesaparecidas de nuestra infancia se constituyen en moradas para un pasado inolvidable, espacios a partir de los cuales encontraríamos un principio de integración psicológica: “en los poemas, tal vez más que en los recuerdos, llegamos al fondo poético del espacio de la casa. En esas condiciones, si nos preguntaran cuál es su beneficio más precioso, diríamos: la casa alberga el ensueño, protege al soñador,nos permite soñar en paz”. “Y siempre, en nuestros sueños, la casa es una gran cuna”.
De acuerdo a Bachelard debemos decir de los espacios de nuestra infancia lo suficiente para ponernos en situación onírica, a partir de lo cual nuestras palabras contendrán algunas sonoridades auténticas, voz lejana de nosotros mismos a ser vislumbrada al fondo de la memoria de quienes la escuchen. Entonces, cuandoes un poeta quien habla, el alma del lector resuena, conoce esa resonancia: “tiene sentido decir, en el plano de una filosofía de la literatura y de la poesía, que se escribe un cuarto, se lee un cuarto, se lee una casa. Así, a las primeras palabras, a la primera abertura poética, el lector que lee un cuarto, suspende la lectura y empieza a pensar en alguna antigua morada”.
La casa natal es másque un cuerpo de vivienda, es un cuerpo de sueño y de imágenes que dan al hombre razones o ilusiones de estabilidad, sin las cuales nos veríamos expuestos al terror antropocósmico. Si la poesía tiene su bastión en la casa de la infancia, es porque en ella el poeta se ha forjado sujeto al defender su ensueño de las ruedas realidades. “En la casa misma, en la sala familiar, un soñador de refugiossueña en la choza, en el nido, en rincones donde quisiera agazaparse como un animal en su guarida”, refugio en donde el niño conduce su ensueño de intimidad, lugar en el cual puede ser, crearse en individuo distinto a los adultos.
Y es aquí donde la pregunta ¿qué puede hacer la poesía por el hombre? cobra sentido pleno. En el marco de un diálogo constante de Bachelard con el psicoanálisis, la...
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