Se lo que estas pensando
urge a pensar en un número,
cualquiera. Cuando abre el pequeño
sobre que acompaña al texto,
siguiendo las instrucciones que
figuran en la propia carta, se da
cuenta de que el número allí escrito
es exactamente en el que había
pensado.
David Gurney, un policía que
después de 25 años de servicio se
ha retirado al norte del Estado de
Nueva York con su esposa, severá
involucrado en el caso cuando un
conocido, el que ha recibido la carta,
le pide ayuda para encontrar a su
autor con urgencia. Pero lo que en
principio parecía poco más que un
chantaje se ha acabado convirtiendo
en un caso de asesinato que
además guarda relación con otros
sucedidos en el pasado.
Gurney deberá desentrañar el
misterio de cómo este criminal
parece capaz de leer la mente de
susvíctimas en primer lugar, para
poder llegar a establecer el patrón
que le permita atraparlo.
John Verdon
Sé lo que estás
pensando
ePub r1.1
Marcellinux 20.04.14
Título original: Sé lo que estas pensando
John Verdon, 2010
Editor digital: Marcellinux
ePub base r1.0
Para Naomi
Prologo
—¿Dónde estabas? —dijo la
anciana desde la cama—. Tenía que
hacer pis y no venía nadie.
Sin inmutarse por eltono
desagradable de la mujer, el joven se
quedó a los pies de la cama, sonriendo.
—Tenía que hacer pis —repitió ella,
de un modo más vago, como si ya no
estuviera segura del significado de las
palabras.
—Tengo una buena noticia, madre —
dijo el hombre—. Pronto estará todo
bien. Nada quedará sin atender.
—¿Adónde vas cuando me dejas
sola? —La voz de la mujer volvía a ser
brusca, quejumbrosa.
—Nomuy lejos, madre. Sabes muy
bien que nunca me alejo.
—No me gusta estar sola.
La sonrisa del hombre se ensanchó;
era casi beatífica.
—Muy pronto todo estará bien. Todo
será como tenía que ser. Puedes confiar
en mí, madre. He encontrado una forma
de arreglarlo todo. Dará lo que ha
quitado al recibir lo dado.
—Eres un gran poeta.
No había ventanas en la habitación.
La luz lateral que proyectaba lalámpara
de la mesita —la única fuente de
iluminación— resaltaba la gruesa
cicatriz de la garganta de la mujer y las
sombras en los ojos de su hijo.
—¿Iremos a bailar? —preguntó ella,
con la mirada perdida más allá de su
hijo y de la pared oscura que había
detrás, hacia una visión más brillante.
—Por supuesto, madre. Todo será
perfecto.
—¿Dónde está mi Dickie Duck?
—Aquí, madre.
—¿Dickie Duck seva a acostar?
—A rorro, a rorro.
—Tengo que hacer pis —dijo ella,
casi con coquetería.
PRIMERA PARTE
Recuerdos fatales
1
Arte policial
Jason Strunk era, a decir de todos,
un tipo insignificante, un treintañero
anodino casi invisible para sus vecinos,
y al parecer también inaudible, porque
ninguno de ellos recordaba nada
concreto que hubiera dicho. Ni siquiera
tenían la certeza de que hubierahablado.
Tal vez saludaba con la cabeza, quizá
decía hola, tal vez musitaba una palabra
o dos. Era difícil decirlo.
De entrada, todos expresaron su
consternación, incluso una temporal
incredulidad, cuando se desveló la
devoción obsesiva del señor Strunk por
matar hombres con bigote, de mediana
edad, así como su perturbadora forma de
deshacerse de los cadáveres: los
cortaba en trozos manejables,los
envolvía en paquetes de colores y los
enviaba por correo a los agentes de
Policía locales como regalos de
Navidad.
Dave Gurney examinó con atención
el rostro lívido y plácido de Jason
Strunk, que le devolvía la mirada desde
la pantalla de su ordenador; en realidad,
era la foto de la ficha policial de Jason
Strunk, tomada tras la detención. Había
ampliado la imagen para que la cara
tuvierael tamaño real, y la faz estaba
rodeada en los bordes de la pantalla por
iconos de herramientas de un programa
de retoque fotográfico creativo al que
Gurney estaba empezando a pillarle el
tranquillo.
Movió una de las herramientas de
control de brillo hasta el iris del ojo
derecho de Strunk, hizo clic con el ratón
y examinó el pequeño reflejo que había
creado.
Mejor, pero todavía no estaba bien....
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