se necesita fantasma
Tenía casi de todo: aberturas por donde disparar flechas, artefactos para verter plomo derretido sobre las cabezas de los visitantes… Hasta un foso. Eran detalles encantadores, desde luego; pero faltabaalgo. Carecía de fantasmas.
Yo soy de los que creen firmemente en lo sobrenatural; así que di por supuesto que un viejo castillo como Goresthorpe Grange tendría al menos uno. Desgraciadamente me equivoqué.
Durante mucho tiempo esperé inútilmente. Cada ruido extraño me provocaba un escalofrío. ¿Serán fantasmas esos ruidos? Pero no. Siempre había alguna explicación.
¡Cuánto deseaba oír en micasa los lamentos y gemidos de algún alma en pena! ¡Cuán injusto me parecía que la casa de mi vecino tuviera un espectro respetable y que él, encima, no lo valorase!
Finalmente, no pude aguantar más. Me decidí a traer un fantasma a Goresthorpe Grange. Pero ¿cómo? Yo había leído que la mayoría de los fantasmas son consecuencia de un crimen. Le pregunté a mi mayordomo si le importaba darse muerteél, o asesinar a alguien, a fin de conseguir el ansiado fantasma. Pero mi proposición no le hizo ninguna gracia.
-Ya sé lo que vamos a hacer – dijo un día Matilde, mi mujer-: pediremos que nos manden un fantasma de Londres. Mi primo, Jack Brocket, puede ayudarnos.
Este primo de Matilde era un joven despierto que se ganaba la vida haciendo pequeñas chapuzas y extraños encargos. Tuve quereconocer que encontrar un fantasma era un encargo verdaderamente extraño.
Al día siguiente por la tarde fui a visitar al despacho del señor Jack Brocket. Me abrió la puerta un ayudante que pareció sorprenderse de ver en su oficina a un cliente de verdad.
-Deje eso de mi cuenta- dijo el señor BroCket tras escuchar mi petición-. Usted desea que le proporcione un fantasma para Goresthorpe Grange, ¿noes así?
-Efectivamente- contesté.
-Pues es lo más fácil del mundo- replicó él alegremente- . Perdone un segundo.
Se encaramó a una escalera de mano y se puso a rebuscar en una fila de libros de la estantería.
-¡Aquí está!- exclamó, saltando de la escalera al suelo-. Página 41: –leyó Jack- . >. Este McCarthy puede ayudarnos- dijo Jack- . Pero veré si puede hacernos un precio máseconómico.
Dijo que me escribiría en cuanto tuviera alguna novedad. No había nada más qué hacer, sino regresar a casa y esperar pacientemente sus noticias. A los pocos días llegó su carta. , decía. .
Esperé impaciente la llegada del señor Abrahams. No acababa de creer que un mortal tuviera poderes sobre el mundo de los espíritus. Sin embargo, tenía la palabra de Jack.
Y la palabra de Jack secumplió. Una tarde se detuvo un coche ante la puerta. Bajé corriendo a recibir al señor Abrahams. Casi esperaba descubrirle en el interior del coche en compañía de un surtido de fantasmas.
Abrahams era un individuo fuerte, bajo, rechoncho, de ojos chispeantes y sonrisa ancha y alegre. Todo lo que traía consigo era un maletín de cuero. Nos saludó a mí y a mi mujer, que acababa de unirse anosotros.
Le conduje arriba, donde nos esperaba la cena. No quiso separarse de su maletín. Sus ojillos se iban volviendo a un lado y a otro, fijándose en cada uno de los muebles ante los que pasaba.
Ya retirada la mesa, el señor Abrahams entró en materia.
-Así que quiere un fantasma, ¿eh?- preguntó-. Pues no ha podido encontrar persona más indicada para el caso que o. Yo y mi maletín.
-¡No iráa decirme que lleva los fantasmas en el maletín!- comenté.
El señor Abrahams sonrió.
-Tenga paciencia- dijo-. Usted proporcióneme el lugar y la hora más convenientes, que con esta esencia de LucoptolyCus que llevo aquí podrá elegir el fantasma que quiera.
Entonces se sacó un frasquito de un bolsillo del chaleco, que contenía un líquido incoloro.
-Vamos a empezar a la una menos...
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