Se necesita una vida

Éste es el libro más reciente publicado de la serie y como ya sucediera en uno anterior, Alvin Maker se deja enredar por el sistema jurídico de algunas de las regiones de los Estados Unidos imaginarios de Card y acaba compareciendo ante el juez. Esta vez, sin embargo, los cargos tienen más interés que los de Alvin el oficial, porque la corte de justicia es la de la puritana Nueva Inglaterra ylos cargos, los de brujería y asociación con el Maligno... 
Card juega con el pasado de los Estados Unidos, y lo hace pasablemente bien; retoma, con su óptica particular, los ecos de los juicios de brujería de Salem y los casos de denuncias en masa que acompañan a las visitas de los cazadores de brujas, para exponer a su manera el mecanismo interno de tales histerias populares. Sin embargo, Cardconcluye que (o al menos en este caso) el pueblo suele ser inocente y que tales sucesos provienen de la manipulación de unos pocos. Aunque este análisis no me satisface como lector, Card es lo bastante inteligente para poner en boca de su héroe la preocupación no por el presente caso que le afecta, sino por los futuros casos. Aquellos en los que ya derogados los principios de los casos de caza debrujas se apliquen sin embargo a otros grupos: a los extranjeros, disconformes o simplemente diferentes... A partir de aquí Card construye un alegato sobre las leyes que rigen a los hombres y la necesidad no sólo de cambiarlas, sino de impedir que la dinámica de las sociedades confiera el poder de emitir leyes y ejecutarlas a hombres que no sean aptos para ejercer tal poder. Lo único objetable aCard en este caso no es el discurso en sí, sino su disposición a defender, por medio de algunos personajes, la posibilidad de incluir la religión en el cuerpo de leyes del Estado. Me temo que en este caso a Card le traicionan sus principios y trasfondo moral, y hay veces en las que parece apuntar ciertas simpatías hacia una especie de teocracia benévola y democrática como forma de estado ideal. Cardparece estar metiéndose en la piel de Platón para escribir su propia República en la forma de su América alternativa… La razón está en que Alvin ha emprendido un viaje para edificar su Ciudad de Cristal, y por lo tanto el contenido de esta novela debe forzosamente coincidir con los de las discusiones del género utópico anglosajón. En vez de una utopía preconcebida, Card se preocupa por mostrar elAprendizaje del forjador de utopías. En vez de exponer ideas a lo Tomás Moro con una base imaginaria firmemente asentada en el discurso, Card se plantea las posibilidades abiertas. Así, la discusión sobre leyes de este volumen no es gratuita, sino parte de la trama. 
Dejando a un lado la posible intención moral de Card, éste toma otra gran infamia histórica para hacer una especie de juegoespecular. Si Alvin está en Nueva Inglaterra, su esposa, Margaret, está en la otra Inglaterra de América, la imaginada por Card en la que se ha refugiado la nobleza inglesa escapando del protectorado de Cromwell... y que parece la fuente de toda esclavitud en América, bajo el patrocinio del Rey Arturo Estuardo y su corte. Esta otra Inglaterra, Camelot/Charleston, es un espejo alienado de los Estadossudistas antes de la guerra de secesión norteamericana. La esposa de Alvin tiene como misión autoimpuesta intentar la abolición de un sistema económico que sabe a ciencia cierta llevará a sus compatriotas a la guerra... aunque no tenga nada que ver con la abolición de la esclavitud, la presencia de los estados esclavistas suponen una disrupción de las economías de los estados del Norte. Margaret seencontrará allí con Calvin, el gemelo-medianamente-malvado de Alvin a quién acompaña el novelista Francés Honoré de Balzac. Calvin tiene sus propios planes, pero una extraña conspiración hará que su camino se cruce con el de su cuñada.
Es curioso, pero en sus Estados Alternativos, Card no parece capaz de evitar los peores episodios del pasado de su país. El camino que Margaret ve lleva a una...