Se puede vivir sin placeres, pero no sin sentido de la vida.
En este momento es mi tesis obsesiva, porque uno constata que en esa sociedad de bienestarexportada a través de los medios de comunicación social, cuantas más condiciones tenemos para ser felices a través de la gratificación sensible, más insatisfacción hay en laspersonas.
Esto a mí me ha llevado a pensar que quizás la clave está exactamente aquí, que la fuente de la satisfacción personal no está tanto en el placer comogratificación inmediata a corto plazo, sino en el sentido como horizonte de luces largas, la vida qué, para qué, qué sentido tiene.
Desde el placer, por ejemplo, esimposible encontrar sentido al sufrimiento. Tengo unos amigos, un matrimonio que tiene una hija absolutamente incapacitada, que no puede incorporarse, no habla, gruñe, llevan 54años dedicados a ella. No hay fin de semana, no hay cine, nada. Y me comentan ¿qué será de nosotros si se muere la niña?, ¿qué sentido tendrá nuestra vida? No se tratade condenar el placer, bienvenido sea, pero no es el final, el placer siempre es corto, puntual, no tiene expansión.
En este momento, la sociedad de consumo haexportado ese modelo de felicidad y los lugares más pobres están deslumbrados por los comerciales. El problema de sentido es un problema fundamental que nos afecta a todos.
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