Sean Scully
Sean Scully
Cierto día salí a dar un paseo por la mágica Granada y de andaduras por la faldas de la Alhambra y presenciando las primeras gotas de lluvia mientrassobrecogida mi alma ante los frondosos y verdes bosques decidí subir al museo de bellas artes para nutrirme de las obras de arte y así esperar a que apaciguara la tromba de agua que me sorprendió en eseinstante. Para mi sorpresa al salir del museo me tropiezo con una exposición de un artista al que no había oído nunca y tan grata fue la inesperada visita en el museo que decidí adentrarme en la nuevaexperiencia que prometía el cartel de la entrada a la Luz del sur.
La muestra acogía la obra de Sean Scully, sus experiencias por el sur, por el mundo oriental. Tal fue la impresión que recibí alentrar y ver tanto colorido y formas geométricas sencillamente encasilladas dentro de rectangulares cuadrados de papel, que el explícito análisis de la forma y la luz que contenían sus acuarelas valgala redundancia me dejó a cuadros. Y es que tuve que asimilar con calma este aluvión de energías porque nunca había estado expuesto a tal cantidad de ritmos y composiciones.
Nada más entrarrecordé las primeras clases de pintura en las que el objetivo primordial era la búsqueda de una buena composición, y recuerdo también las peleas mentales que tenía con ello porque no lograba gustarmeninguna de las composiciones que hacia. Quizás eso y la estrecha relación que mantengo con marruecos fue lo que mantuvo despierta mi atención a lo largo de la exposición. Y es que esos colores y ladistribución ordenada de los mismos en su equilibrio me llevó a sentir la luz y la arquitectura de mi ciudad natal, Tetotuan. Las Acuarelas entramadas contenían el aliento de las alfombras de las mezquitas,los colores y composiciones de otras anhelaban los típicos azulejos de las casas, una descripción sutil y sencilla de sus geometrías, de sus ritmos, sus sensaciones, olores, en definitiva frescas...
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