Sebeok, thomas a.
Un peculiar atractivo de esta obra es su carácter de memorias, que lleva al autor a acumular anécdotas, asociar ideas e incidentes, lo que la constituye en una interesante crónica de la semiótica académica norteamericana por parte de un testigo de primera fila. Al recensor le ha impresionado el vivo recuerdo personal de Jacques Maritain, que concluye con laafirmación del valor de esa tradición: "La rica veta de los dominicos en Semiótica —que va desde Tomás de Aquino, con su triple énfasis en los modi significandi, las suppositiones y su abundante uso de conceptos semióticos, hasta la vasta elaboración y consolidación de éstos por parte de Poinsot, y hacia delante en el Nuevo Mundo a través de Maritain hasta John Deely y otros pocos— ha sidoinsuficientemente trabajada por la comunidad semiótica general tanto aquí como en Europa. Este filón de oro puro está lejos de agotarse. Ahora que soy un septuagenario, pienso que ojalá hubiera comprendido antes y mejor el credo de Maritain, pues he llegado al convencimiento de que la tradición en la que trabajó armoniza y se enriquece mutuamente con la que he denominado en otro lugar la ‘majortradition’ en los estudios semióticos" (p. 42).
Nos cuenta Umberto Eco que, en 1984, el gobierno de los Estados Unidos (Office of Nuclear Waste Isolation) se encontró con un problema añadido al construir un vertedero nuclear: la vida activa de los residuos era de diez mil años. ¿Cómo señalizar de forma duradera y efectiva algo que escapaba a cualquier previsión? Durante el tiempo de radioactividad podíandesaparecer las sociedades y culturas existentes y ser sustituidas por otras que no comprendieran el significado de las señales de aviso. El gobierno encargó al investigador semiótico Thomas A. Sebeok la resolución de este problema. Se estudiaron todo tipo de señalizaciones, pero ninguna garantizaba la duración necesaria. La propuesta final de Sebeok fue la siguiente:
instituir una especie decasta sacerdotal, formada por científicos nucleares, antropólogos, lingüistas y psicólogos, que se perpetuara a través de los siglos por cooptación y mantuviera viva la conciencia del peligro, creando mitos, leyendas y supersticiones. Con el tiempo, éstos se verían obligados a transmitir algo cuyo conocimiento exacto habrían perdido, de modo que en el futuro, incluso en una sociedad humana que hubieraregresado al estado de barbarie, pudieran sobrevivir oscuramente tabúes imprecisos, pero eficaces.
(U. Eco, La búsqueda de la lengua perfecta, Madrid, Grijalbo-Mondadori, 1996, p. 152)
Eco no nos cuenta lo que el gobierno de los Estados Unidos decidió hacer con la propuesta, pero el hecho nos dice mucho sobre la forma de pensar de Sebeok.
Signos: una introducción a la semiótica es lo que...
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