Sector 836








Sector 836

Parte 1
Memorias del pasado…























1
Viene a mi mente un recuerdo nítido acompañado de una gran nostalgia…
2
La primera vez que experimenté la crueldad del mundo fue cuando tenía alrededor de cuatro años. Todo era nuevo en ese entonces, incluso el estado de felicidad. La tristeza era un concepto desconocido para mí.Pequeños detalles endulzaban mi vida, como el inicio positivo de un camino que forzosamente debe ser recorrido. Encontraba en los juegos e imaginación todo lo necesario para que mis días fueran dichosos. No hacía falta tener demasiadas cosas para pasar un rato ameno. Como aún no experimentaba un fuerte apego hacia los demás, me bastaba con mi compañía propia para ser feliz. Mi hermano aventajabaconsiderablemente mi edad, por lo que no lograba ser mi compañero ideal en mis juegos infantiles. No obstante, había un día en el que todos nos reuníamos como familia para inflar nuestras vidas de momentos de alegría y relajación. Era el primer día de la semana cuando solíamos ir al parque más cercano a nuestros condominios. Ya que pienso en el pasado, no sé en qué punto mi felicidad comenzó aturbarse a una desdicha enorme. Mi memoria me juega severas bromas cuando intento dilucidar el momento exacto. Esos paseos semanales fueron un presentimiento de lo obscuro que resulta el miedo genérico. Fue la primera vez que di por hecho algo que con el tiempo se torna habitual. Las cosas dejaron de parecerme nuevas y fascinantes. Algo realmente horroroso fue la señal primeriza del miedo almundo. Los juegos fueron estropeados precipitadamente por la imagen imponente de aquella máscara misteriosa…
3
Cito…, retomando ésta memoria, que no recuerdo con precisión cuándo fue la primera vez que vi esa máscara, pienso que mi mecanismo de defensa suprimió en su totalidad ese desagradable recuerdo. Aun así, algo debió quedar grabado en mi subconsciente.
Se viene a mi memoria el día quesolíamos salir en grupo. El primero en hacerlo era mi hermano Oscar, con mi madre y padre a su lado. Por mi parte, siempre mantenía una constante batalla interna respecto a mi sentir sobre dichos paseos. Si bien la diversión después del momento angustioso de pasar por ese lugar llegaba a compensar el terror de observar previamente a ese monstruo, no le veía sentido a esa transición de la torturahacia la dicha. Me parecía innecesario y hasta cruel, pero mi familia nunca lo vio de esa forma. Se necesitaba estar en mi propia piel para palpar de cerca mi desesperación. Cuando ya estábamos listos para partir, se nos unían parte de los Corcuera que son mi familia y vecinos próximos. Digo parte, porque los había quienes ya no disfrutaban de esos centros recreativos. En realidad nunca me quedóclaro si alguno lo disfrutaba o toda ella era una coreografía más de nuestras vidas rutinarias. Se unían a nosotros: mi primo Ernesto, mi tía Paola y mi tía Laura. Juntos tomábamos siempre el mismo tramo a pie, puesto que no se encontraba demasiado lejos de los condóminos. Cruzábamos una cuadra hacia la izquierda, y luego en ángulo recto hasta toparnos con unos consultorios antiguos. Éste sitio es elcausante de mi fobia. Aún me deja alguna extraña sensación cada vez que suelo pasar por ahí. Todos siempre iban en distracciones muy diferentes a la ansiedad que yo comenzaba a experimentar desde ridículas tres cuadras antes. De hecho, no sabría definir si disfrutaba el recorrido. Sentía como si estuviera condenado a muerte, y las calles antecesoras fueran los momentos previos a mi ejecución.No había manera de evitar ese suceso, por más que le imploraba a todos que tomáramos otro tramo, porque había otros caminos para llegar al parque, mis solicitudes siempre terminaban empañadas por unas risas escalofriantes por parte de mi familia. Ya fuera por mera diversión, o por ignorancia, parecía como si a propósito disfrutasen de mi dolor; porque en verdad sentía dolor al llegar al punto...